POESÍA EN VENA. 5ª EDICIÓN.
«POESÍA Y CANCIÓN»
Por solo una palabra puedo amarte
u odiarte hasta el fin de mis días.
Por solo una palabra, ansiar abrazarte
o apartar dulcemente mi camino de tu vida.
Por solo una palabra puedo mirarte de frente
o apartar de soslayo mi mirada más allá del infinito.
Por solo una palabra dicha aquí y ahora que compartes mi tiempo
y mi silencio.
Elige bien la palabra porque ahí tienes la llave
de mi corazón.
José Carlos Aranda
FECHA: 18 de diciembre de 2013.
HORA: 12:00
LUGAR: Salón de Actos. IES El Tablero.
CONFERENCIA A CARGO DE:
Dª Natividad Molinero Torres
Los alumnos y profesores que quieran intervenir leyendo sus poemas, dejarán en el apartado de comentarios el poema elegido con una breve reseña de aquello que les ha movido a la elección, lo que les comunica.
El acto irá dirigido a los alumnos de 1º y 2º de Bachillerato del IES El Tablero y tendrá una duración aproximada de 2 horas.
Dado que el acto tiene su complejidad en cuanto a organización y montaje, quien quiera participar en el evento en otras tareas, puede apuntarse en las listas que elaborarán los respectivos delegados de 2º de Bachillerato.
Decoración de escenario.
Fotografía.
Organización del Salón de Actos.
Supervisión de Accesos.
Supervisión de luces.
Supervisión de sonido, etc.
Vamos a intentar crear la magia que nos permita disfrutar de la poesía en estado puro.
Un abrazo a todos.
Buenas noches don José Carlos. Aunque tarde, ya he decidido el poema que me gustaría declamar mañana. Se titula Cante Hondo, y es del gran poeta andaluz Antonio Machado. He elegido esta magnífica poesía porque es buen símbolo de la esencia de nuestra tierra andaluza y muestra un enorme sentimiento que a cualquiera hace vibrar. Este grande de nuestra literatura se merece un homenaje de nuestra parte.
Aquí adjunto el poema, gracias nuevamente y hasta mañana.
Cante hondo
Yo meditaba absorto, devanando
Los hilos del hastío y la tristeza,
Cuando llegó a mi oído,
Por la ventana de mi estancia, abierta.
A una caliente noche de verano,
El plañir de una copla soñolienta,
Quebrada por los trémolos sombríos
De las músicas magas de mi tierra.
… Y era el amor, como una roja llama…
-Nerviosa mano en la vibrante cuerda
Ponía un largo suspirar de oro,
Que se trocaba en surtidor de estrellas-.
… Y era la muerte, al hombro la cuchilla,
El paso largo, torva y esquelética.
-Tal cuando yo era niño la soñaba-.
Y en la guitarra, resonante y trémula,
La brusca mano, al golpear, fingía
El reposar de un ataúd en tierra.
Y era un plañido solitario el soplo
Que el polvo barre y la ceniza avienta.
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Profesor a mi me gustaría leer el poema «Vienes a mi…» de Enrique González Martínez
Vienes a mí, te acercas y te anuncias
con tan leve rumor, que mi reposo
no turbas, y es un canto milagroso
cada una de las frases que pronuncias.
Vienes a mí, no tiemblas, no vacilas,
y hay al mirarnos atracción tan fuerte,
que lo olvidamos todo, vida y muerte,
suspensos en la luz de tus pupilas.
Y mi vida penetras y te siento
tan cerca de mi propio pensamiento
y hay en la posesión tan honda calma,
que interrogo al misterio en que me abismo
si somos dos reflejos de un ser mismo,
la doble encarnación de una sola alma.
Lamento no podérselo haber dicho antes, ¡no me decidía!
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PD: Se me olvidó enviar el poema.
Si el hombre pudiera decir lo que ama
Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo,
dejando sólo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.
Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.
Tú justificas mi existencia:
si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.
Luis Cernuda
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Buenas tardes.
José Carlos he decidido recitar el poema titulado Si el hombre pudiera decir lo que ama de Luis Cernuda.
No sé muy bien exactamente por qué, pienso que es un gran poema con el que se puede hacer una gran valoración y en mi opinión es un poema que puede llegar a hacerte sentir profundos sentimientos. Un claro ejemplo de que sin un tú no hay un yo. Y creo que por suerte hay muchas personas que tienen esa concepción al igual que Cernuda.
Para mí el poema claramente refleja un amor sin condiciones un amor que todos deberíamos de dar y recibir por el simple hecho de estar vivo y poder sentir.
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Hola José Carlos, un poco tarde, pero fiel a la cita. Aquí dejo el poema que he pensado leer esta edición:
Adiós
Gabriela Mistral
(He elegido este poema porque creo que expresa la permanencia del amor sincero a pesar de las distancias y eso me parece importante, sobre todo en estos tiempos, donde todo es tan virtual, tan efímero).
En costa lejana
y en mar de Pasión,
dijimos adioses
sin decir adiós.
Y no fue verdad
la alucinación.
Ni tú la creíste
ni la creo yo,
«y es cierto y no es cierto»
como en la canción.
Que yendo hacia el Sur
diciendo iba yo:
«Vamos hacia el mar
que devora al Sol».
Y yendo hacia el Norte
decía tu voz:
«Vamos a ver juntos
donde se hace el Sol».
Ni por juego digas
o exageración
que nos separaron
tierra y mar, que son
ella, sueño y el
alucinación.
No te digas solo
ni pida tu voz
albergue para uno
al albergador.
Echarás la sombra
que siempre se echó,
morderás la duna
con paso de dos…
Para que ninguno,
ni hombre ni dios,
nos llame partidos
como luna y sol;
para que ni roca
ni viento errador,
ni río con vado
ni árbol sombreador,
aprendan y digan
mentira o error
del Sur y del Norte,
del uno y del dos!
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Buenas noches Jose Carlos,
En la actuación en la que nos reuniremos el jueves me gustaría recitar un poema con el que creo que todos nos podemos sentir identificados, lo que creará una mayor empatización, ya que todos hemos sentido miedo alguna vez, como es el titulo de mi poema seleccionado, El Miedo, de Pablo Neruda; así que aquí le presento el poema:
Todos me piden que dé saltos,
que tonifique y que futbole,
que corra, que nade y que vuele.
Muy bien.
Todos me aconsejan reposo,
todos me destinan doctores,
mirándome de cierta manera.
¿Qué pasa?
Todos me aconsejan que viaje,
que entre y que salga, que no viaje,
que me muera y que no me muera.
No importa.
Todos ven las dificultades
de mis vísceras sorprendidas
por radioterribles retratos.
No estoy de acuerdo.
Todos pican mi poesía
con invencibles tenedores
buscando, sin duda, una mosca,
Tengo miedo.
Tengo miedo de todo el mundo,
del agua fría, de la muerte.
Soy como todos los mortales,
inaplazable.
Por eso en estos cortos días
no voy a tomarlos en cuenta,
voy a abrirme y voy a encerrarme
con mi más pérfido enemigo,
Pablo Neruda.
Espero que le guste, un abrazo, José Garcia Casanova
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La respuesta está cantada, Manuel. Si puedes recitar un poema propio, ¿cómo no lo vas a hacer? Sería como poner a un Formula 1 a conducir un tractor. Eso lo hablamos, pero ya está decidido por mi parte. Un abrazo, valiente.
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Buenas noches José Carlos.
Me gustaría participar en esta edición de Poesía en Vena, prefiriendo una función organizativa. No obstante, estoy dispuesto para estar donde se me necesite, también puedo escribir algún poema. Gracias y hasta mañana.
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Buenas noches.
Me gustaría participar en este evento recitando un poema de Federico Garcia Lorca: La cogida y la muerte (A las cinco de la tarde), ya que este poema fue uno de los primeros que cayó en mis manos y que tuve la oportunidad de leer. También porque siempre que lo leo, despierta un sentimiento de emoción en mi y eso siempre es algo bonito.
Espero que todo salga bien.
Muchas gracias y un saludo.
LA COGIDA Y LA MUERTE
A las cinco de la tarde.
Eran las cinco en punto de la tarde.
Un niño trajo la blanca sábana
a las cinco de la tarde.
Una espuerta de cal ya prevenida
a las cinco de la tarde.
Lo demás era muerte y sólo muerte
a las cinco de la tarde.
El viento se llevó los algodones
a las cinco de la tarde.
Y el óxido sembró cristal y níquel
a las cinco de la tarde.
Ya luchan la paloma y el leopardo
a las cinco de la tarde.
Y un muslo con un asta desolada
a las cinco de la tarde.
Comenzaron los sones de bordón
a las cinco de la tarde.
Las campanas de arsénico y el humo
a las cinco de la tarde.
En las esquinas grupos de silencio
a las cinco de la tarde.
¡Y el toro solo corazón arriba!
a las cinco de la tarde.
Cuando el sudor de nieve fue llegando
a las cinco de la tarde
cuando la plaza se cubrió de yodo
a las cinco de la tarde,
la muerte puso huevos en la herida
a las cinco de la tarde.
A las cinco de la tarde.
A las cinco en Punto de la tarde.
Un ataúd con ruedas es la cama
a las cinco de la tarde.
Huesos y flautas suenan en su oído
a las cinco de la tarde.
El toro ya mugía por su frente
a las cinco de la tarde.
El cuarto se irisaba de agonía
a las cinco de la tarde.
A lo lejos ya viene la gangrena
a las cinco de la tarde.
Trompa de lirio por las verdes ingles
a las cinco de la tarde.
Las heridas quemaban como soles
a las cinco de la tarde,
y el gentío rompía las ventanas
a las cinco de la tarde.
A las cinco de la tarde.
¡Ay, qué terribles cinco de la tarde!
¡Eran las cinco en todos los relojes!
¡Eran las cinco en sombra de la tarde!
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