COMENTARIO DE TEXTO: Fragmento de La Colmena de Camilo José Cela, «Victorita, a la hora de la cena, riñó con la madre». Resumen, organización y estructura, tema y comentario de ideas expuestas en el texto.

Las ideas que quedan aquí expresadas son de carácter orientativo. Cada comentario puede elaborarse desde distintas perspectivas igualmente válidas y certeras. Lo importante es “razonar” y, a partir de las perspectivas seleccionadas, alcanzar una conclusión personal. Planteamos el desarrollo atendiendo a las claves que pueden encontrarse en el manual CÓMO SE HACE UN COMENTARIO DE TEXTO. Berenice, 2009 (3ª edición)

TEXTO:

“Victorita, a la hora de la cena, riñó con la madre.
-¿Cuándo dejas a ese tísico? ¡Anda, que lo que vas a sacar tú de ahí!
-Yo saco lo que me da la gana.
-Sí, microbios y que un día te hinche el vientre.
-Yo ya sé lo que me hago, lo que me pase es cosa mía.
-¿Tú? ¡Tú qué vas a saber! Tú no eres más que una mocosa que no sabe de la misa la media.
-Yo sé lo que necesito.
-Sí, pero no lo olvides; si te deja en estado, aquí no pisas.
Victorita se puso blanca.
-¿Eso es lo que te dijo la abuela? La madre se levantó y le pegó dos tortas con toda su alma.
Victorita ni se movió.
-¡Golfa! ¡Mal educada! ¡Que eres una golfa! ¡Asi no se le habla a una madre!
Victorita se secó con el pañuelo un poco de sangre que tenia en los dientes.
-Ni a una hija tampoco. Si mi novio está malo, bastante desgracia tiene para que tú estés todo el día llamándole tísico.
Victorita se levantó de golpe y salió de la cocina. El padre había estado callado todo el tiempo.
-¡Déjala que se vaya a la cama! ¡Tampoco hay derecho a hablarla así! ¿Que quiere a ese chico? Bueno, pues déjala que lo quiera, cuanto más le digas va a ser peor. Además, ¡para lo que va a durar el pobre!
Desde la cocina se oía un poco el llanto entrecortado de la chica, que se había tumbado encima de la cama.
-¡Niña, apaga la luz! Para dormir no hace falta luz. Victorita buscó a tientas la pera de la luz y la apagó.” (La colmena, Camilo José Cela)

RESUMEN:

     Victoria y su madre discutieron: la madre no soportaba la relación que mantenía con el novio tísico del que solo obtendría una enfermedad o un embarazo. Piensa que no sabe lo que se hace. Pero Victoria reafirma su independencia y desafía a la madre echándole en cara que ella misma se casó embarazada. La madre la abofetea, le exige respeto como madre y Victoria se lo exige como hija. Cuando Victoria se retira a su habitación, el padre tercia intentando calmar a la madre y haciéndole ver la inutilidad de su rechazo: solo logrará que se empecine y de todas formas el muchacho va a morir. Victoria llora en su cuarto. Le ordenan apagar la luz.

ESTRUCTURA:

1)La madre reprocha a Victoria su relación con el novio.
…..1.1. [porque] está tísico.
…..1.2. solo puede traerle una enfermedad o un embarazo.
…..1.3 [por lo tanto] Amenaza: echarla de casa si se queda embarazada.
2) Victoria reafirma su libertad y echa en cara a su madre su propio embarazo.
…..2.1. La madre la abofetea y exige respeto como madre.
…..2.2. Victoria la desafía y exige respeto como hija.
…..2.3. Humillada, Victoria se retira a su cuarto a llorar
3) El padre tercia en la disputa con la madre
…..3.1. [porque] Hará lo que quiera.
…..3.2. El novio va a morir pronto.

     El texto presenta una estructura de diálogo en la que la voz del narrador aparece de forma esporádica para hacer breves incisos. El diálogo presenta un núcleo central: la disputa entre madre e hija –apartados 1 y 2- que finaliza con la salida de Victoria (2.3) para acabar con la intervención mediadora del padre a modo de epílogo (3).

TEMA:
Defensa agresiva de Victoria por su libertad en pro de sus sentimientos.

 

COMENTARIO CRÍTICO:

    Varios son los temas propuestos en el contenido del fragmento de La colmena de Camilo José Cela. Por un lado, la libertad de la juventud para tomar sus decisiones y vivir su propia vida. Por otro lado, el derecho de los padres a intervenir en las decisiones que condicionarán la vida de sus hijos. También aparece en el texto el problema del respeto en las relaciones humanas y el uso de la violencia en las relaciones padres-hijos. Por último, la incomunicación del ser humano en general y la dificultad para gestionar los sentimientos en etapas como la adolescencia o la primera juventud cuando nos falta perspectiva y las hormonas sitúan el enamoramiento como eje central de nuestras vidas.

     El primer tema es sumamente controvertido, incluso en la sociedad actual. Asistimos diariamente a ese enfrentamiento en que, al parecer, la voluntad de los hijos prima sobre la de los padres dando lugar a salidas sin horas, interminables jornadas escolares infructuosas, ausencia de responsabilidades concretas… Todo ello ha dado lugar a la denominada “generación ni-ni” –ni estudia ni trabaja- caracterizada por asumir todos los derechos sin enfrentar ninguna responsabilidad para consigo mismos o con los demás. Las leyes parecen propiciar ese menosprecio a la autoridad de los padres cuando se aprueban leyes –como la del aborto- que hace innecesario su permiso cuando los hijos aún son menores de edad. Con todo, la tarea más difícil de unos padres consiste en educar para la libertad en la conciencia de que no puede existir libertad –en la toma de decisiones- sin responsabilidad. Y, llegado el momento marcado por la edad, asumir que los hijos tienen derecho a cometer sus propias equivocaciones.

En este sentido, los padres tienen el derecho y la obligación de tutelar y educar a los hijos. Tanto más cuanto la ley los hace responsables civiles de sus actos durante su minoría de edad, es la «patria potestad» –si yo debo responder por ti, debo poder imponerte una línea de conducta-. El hecho es que la autoridad se ha ido desdibujando en la sociedad actual donde parece que toda imposición es un signo de autoritarismo trasnochado con el que hay que acabar a toda costa. Sin embargo, es necesaria una reflexión profunda sobre el papel y la responsabilidad de los padres en la educación de sus hijos. No son sus amigos, son sus progenitores. Amigos podrán tener muchos, pero ese punto de referencia en la vida sólo pueden dárselo quienes los quieren por sí mismos sin esperar nada a cambio. Solo tendrán un padre y una madre para toda la vida.

La imposición por la violencia es otro de los temas. La violencia solo genera violencia. El texto lo plantea de forma muy clara y realista. La bofetada de la madre, lejos de someter a la protagonista, la reafirma en su línea de pensamiento y conducta. La conversación queda rota. La mejor defensa es el ataque, Victoria da donde más duele: el embarazo de su propia madre. Nunca fue un medio la violencia, lo que no quiere decir que ante un desafío de autoridad el niño pueda salirse con la suya. El poner límites a la libertad de actuación es necesario en la educación para formar el criterio y la voluntad de las personas. Límites claros y justos que van abriéndose a medida que el niño va adquiriendo responsabilidad y conocimiento. Si lo hacemos bien, la bofetada nunca será necesaria ni justificable. La violencia no significa sino el fracaso de la razón y el diálogo y cuando esto nos falla hemos perdido la posibilidad de influir positivamente en la conducta del otro. Si de verdad nos duele el creer que va a cometer un error que puede conducirle a la infelicidad, el peor de los recursos será cortar la posibilidad del diálogo.

Y a esto se llega a través del respeto, palabra que me gusta más que “tolerancia”. Respetar es considerar al otro como persona. Respeto cuando reconozco en el otro su capacidad y su individualidad. “Tolerar” significa “aguantar”, “soportar”. En ambos casos nos situamos en una tensión que motiva estar a la defensiva. “Respetar” significa “aceptar” una realidad sabiendo el lugar que cada uno de nosotros ocupamos. No hay tensión, sino afirmación. Lamentablemente, esta cultura de los derechos, del amigismo, donde se dice a los padres “qué NO deben hacer” pero no se les ofrece recursos sustitutivos, nos conduce a una situación de alarma social que se manifiesta, por ejemplo, en el número de denuncias de padres a hijos por maltrato en el ámbito doméstico. El autoritarismo genera individuos sin la autoestima necesaria para la capacidad de decidir imprescindible en la toma de decisiones que se requiere para vivir en libertad. La ausencia de criterios y el libertinaje genera conductas irresponsables que imposibilitan elaborar un proyecto de futuro con sentido. El equilibrio desde el respeto ha de ser la clave. El hecho de que el texto esté ambientado hacia mediados del siglo XX y la problemática siga siendo actual nos indica la dificultad intrínseca de lograr este equilibrio.

Acerca de #JoseCarlosAranda

Doctor en Ciencias de la Educación y Doctor en Filosofía y Letras; Creador del Método Educativo INTELIGENCIA NATURAL (Toromítico 2013, 2016). Académico Correspondiente de la Real Academia de Córdoba (España). Profesor universitario y de EEMM, educador, escritor, conferenciante, colaborador en TV, Prensa y Radio. PREMIO CENTINELA DEL LENGUAJE 2015 de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla.
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