COMENTARIO CRÍTICO SOBRE UN TEXTO DE ANTONIO MACHADO, JUAN DE MAIRENA: «La política, señores -sigue hablando Mairena-, es una actividad importantísima…»

Las ideas que quedan aquí expresadas son de carácter orientativo. Cada comentario puede elaborarse desde distintas perspectivas igualmente válidas y certeras. Lo importante es “razonar” y, a partir de las perspectivas seleccionadas, alcanzar una conclusión personal. Planteamos el desarrollo atendiendo a las claves que pueden encontrarse en el manual CÓMO SE HACE UN COMENTARIO DE TEXTO. Berenice, 2009 (3ª edición)

TEXTO:

«La política, señores -sigue hablando Mairena-, es una actividad importantísima… Yo no os aconsejaré nunca el apoliticismo, sino, en último término, el desdeño de la política mala que hacen trepadores y cucañistas, sin otro propósito que el de obtener ganancia y colocar parientes. Vosotros debéis hacer política, aunque otra cosa os digan los que pretenden hacerla sin vosotros, y, naturalmente, contra vosotros. Sólo me atrevo a aconsejaros que la hagáis a cara descubierta; en el peor caso con máscara política, sin disfraz de otra cosa; por ejemplo: de literatura, de filosofía, de religión. Porque de otro modo contribuiréis a degradar actividades tan excelentes, por lo menos, como la política, y a enturbiar la política de tal suerte que ya no podamos nunca entendernos.

    Y a quien os eche en cara vuestros pocos años bien podéis responderle que la política no ha de ser, necesariamente, cosa de viejos. Hay movimientos politicos que tienen su punto de arranque en una justificada rebelión de menores contra la inepcia de los sedicentes padres de la patria. Esta política, vista desde el barullo juvenil, puede parecer demasiado revolucionaria, siendo, en el fondo, perfectamente conservadora. Hasta las madres -¿hay algo más conservador que una madre?- pudieran aconsejarla con estas o parecidas palabras: «Toma el volante, niño, porque estoy viendo que tu papá nos va a estrellar a todos -de una vez- en la cuneta del camino».

(Antonio Machado, Juan de Mairena. Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo)

RESUMEN:

Se debe hacer política a pesar de quienes tratan de apartarnos de ella. El apolitismo no es una opción, todo lo más, debemos despreciar la mala política de los arribistas aprovechados. Pero ha de ser clara y honesta para evitar confusiones. A quienes critican la juventud hay que recordarles que muchas rebeliones fueron iniciadas por jóvenes en contra de la ineptitud de los gobernantes, que es una actitud lícita e incluso conservadora antes que revolucionaria.

TEMA:

El compromiso juvenil, clave para la regeneración política.

ORGANIZACIÓN DE IDEAS:

…..1: La juventud debe hacer política.

…………1.1. [porque] El apoliticismo no es una opción.

………….1.2: Debe practicarse aunque traten de apartarnos de ella.

…………………a: [pero]  Hay que desdeñar la política de los arribistas aprovechados.

…………………b: [y] Hay que hacerla con honestidad para evitar confusiones.

……2: La juventud no es un inconveniente para hacer política.

…………2.1. [porque] Muchos movimientos políticos arrancan de rebeliones juveniles.

………………….a: Son justas si van contra la ineptitud y las imposturas de los gobernantes.

………………….b: Necesarias y conservadoras aunque parezcan revolucionarias.

El texto se organiza en dos párrafos de organización deductiva. Se parte en cada uno de ellos de la  idea básica [1: La juventud debe hacer política y 2: La juventud no es un inconveniente para hacer política]. Y se argumentan las ideas clave, a continuación,  en relación causal (1.1. y 1.2; 2.1) introduciendo matices en estos argumentos (apartados a y b)

COMENTARIO CRÍTICO DE LOS CONTENIDOS EXPRESADOS EN EL TEXTO:

El texto de Antonio Machado nos plantea un tema, a pesar del tiempo transcurrido, de plena actualidad: la necesidad del compromiso político de los jóvenes para lograr la regeneración social. Se trata de un tema propio de la Generación del 98 que busca claves para la recuperación de España.  Lamentablemente, la constatación de una crisis espiritual y económica de España cuenta con precedentes literarios que se remontan al Siglo de Oro -Quevedo, «Miré los muros de la patria mía…»-, siguen con la ilustración -Jovellanos, Moratín o Cadalso- y se mantienen en el siglo XIX -Mariano José de Larra o Joaquín Costa-. La generación del 98 incide de nuevo en esta necesidad que recogen otros autores como políticos y militares en la primera mitad del siglo XX -véase Memorias de José Cruz Conde-.

Estamos pues ante un problema, al parecer, endémico de una sociedad que no logra despegar, anclada en una mala praxis que perdura en el tiempo y cuya regenaración no puede sino venir de mano de la pureza y la inocencia de los espíritus jóvenes aún no contaminados por un sistema político caduco y corrupto. Esta es la tesis de don Antonio Machado que, en la situación que hoy se está viviendo, cobra toda su actualidad.

Vivimos en un país esperpéntico al más puro estilo valleinclanesco. Quienes debieran ser los representantes de los valores puros del juego democrático han apostado por asentar un sistema que impide la democracia incurriendo así en un espejismo de manipulación. En una democracia deben primar los valores éticos, que quienes gobiernan lo hagan cuidando los intereses de los gobernados sin engaños y sin mentiras. Hoy todo está permitido para perpetuarse en el poder. Vemos cómo nuestros políticos han dilapidado un ciclo de bonanza económica en continuas malversaciones e inversiones sin sentido y sin futuro. Han gestionado pésimamente el fruto del trabajo de sus ciudadanos. Han cometido todo tipo de delitos económicos pero no hay ninguna responsabilidad civil para quienes nos han llevado a la ruina. Por no haber, no hay ni una dimisión. La solución que nos ofrecen está en alentar la apariencia de posiciones ideológicas enfrentadas.

No existe democracia real cuando el poder judicial está instrumentalizado por el poder legislativo -véase el Fiscal General o el Tribunal Supremo-, tampoco la hay cuando los ciudadanos no tienen otra opción que votar listas cerradas con independencia de que algunos componentes puedan, incluso, estar imputados en causas judiciales; tampoco la hay cuando la disciplina de voto de partido merma las funciones del Parlamento obligando a las personas elegidas, incluso, a votar en contra de su conciencia a favor de directrices concretas orquestadas por la demagogia del momento. Tampoco puede existir libertad de expresión y de presión cuando los sindicatos están sostenidos por el Gobierno. Todo es políticamente correcto, pero cívicamente inútil.

No cabe reacción desde la población adulta porque ha sido adiestrada en una bipolaridad partidista en la que «los suyos» siempre tienen razón hagan lo que hagan. Mensajes sencillos mueven los sentimientos y la visceralidad sin que la razón intervenga en la votación. Los grandes partidos se perpetúan, los dirigentes también. No hay regeneración de ideas, de principios, de conceptos. Hemos asistido a ministros y ministrables sin una mínima titulación universitaria que los capacitase, por encima de ideologías, para el trabajo en el ámbito en que fueron destinados. Tampoco una mínima preparación profesional puesto que nunca antes trabajaron en nada que no fuera la política. Con casi cien años de antigüedad, Antonio Machado está retratando el «tipo» que aún hoy sigue siendo el lastre del país.

Y si esto existe -la mentira, el dispendio, el abuso, la dilapidación…- es porque lo consentimos. La conciencia social, que debiera ser árbitro de tanta barbarie, está desviada como en el espejo cóncavo del callejón del gato. El pueblo admira al arribista y piensa que es un listo por aprovecharse de la ocasión que le brinda el cargo, y lo reelige. No es de extrañar, a la manipulación de la tribuna decimonónica se le ha sumado la de la televisión con su información focalizada y sus partidos de fútbol o sus programas de «famosos». No interesa aplaudir el esfuerzo ni la inteligencia, sino la estulticia elevada a «princesa del pueblo» sin que el pueblo se dé cuenta de que así lo están llamando «imbécil».

Por todo esto, la regeneración política y espiritual de España no puede venir de la mano de los viejos, sino de la ilusión, la pureza y la energía de las mentes jóvenes. Si es cierto que la televisión es una pantalla de deformación permanente, no lo es menos que contamos en la actualidad con medios técnicos para coordinarnos e intentar, entre todos, un cambio radical. La telefonía móvil, Internet, los SMS… ya han demostrado su valía en la organización de protestas colectivas. Es necesario promover la conciencia social de la urgencia en esta transformación porque el tiempo se nos agota y serán nuestros hijos, las próximas generaciones, las que pagarán las consecuencias. Y si miramos al pasado, sea para aprender de nuestros errores, no para seguir siendo víctimas de ellos condenando nuestro futuro. Y urge, además, porque el terreno ya está abonado y no lo dudéis: «Si no sembramos trigo, vendrá quien se aproveche para sembrar cizaña».

José Carlos Aranda

Acerca de #JoseCarlosAranda

Doctor en Ciencias de la Educación y Doctor en Filosofía y Letras; Creador del Método Educativo INTELIGENCIA NATURAL (Toromítico 2013, 2016). Académico Correspondiente de la Real Academia de Córdoba (España). Profesor universitario y de EEMM, educador, escritor, conferenciante, colaborador en TV, Prensa y Radio. PREMIO CENTINELA DEL LENGUAJE 2015 de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla.
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8 respuestas a COMENTARIO CRÍTICO SOBRE UN TEXTO DE ANTONIO MACHADO, JUAN DE MAIRENA: «La política, señores -sigue hablando Mairena-, es una actividad importantísima…»

  1. No entiendo la consulta, Concha.

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  2. Concha dijo:

    Que el profesor me corrija:
    a) Posturas estetizantes y modernistas:
    El Modernismo intentó dar respuesta a la crisis del 98 desde la postura estetizante (evasión, creando belleza) quizá igual que la generación del 98 aunque estos intentaron cambiar el país.
    Yo no separaría modernista de la estetizante porque si el Modernismo fue estetizante y decadentista la generación del 98 es combativa y crítica
    b)Postura teórica
    La postura teórica es la de aquellos que buscaron las razones de la crisis.
    c)Postura costumbrista.
    La postura costumbrista no es más que dar a conocer los rasgos típicos de la cultura del país sin hacer critica alguna.

    Espero la ayuda del profesor. Saludos.

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  3. Respecto a esta pregunta, lo siento, es demasiado extensa.

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  4. Ramón Chacón dijo:

    Olvidé preguntarle si Machado trata en esta obra el tema de España desde ¿el punto de vista teórico o modernista?
    Si pudiese indicarme qué diferencia hay entre las cuatro formas (las posturas modernistas, costumbristas, estetizantes y teóricas) desde las cuales trataron el tema de la decadencia de España a finales del XIX- principios del XX nuestros escritores. Saludos. Ramón.

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  5. Ramón Chacón dijo:

    Es un fragmento fantástico pero no sólo los jóvenes deben tener esa «conciencia política» sino también la sociedad en general. Hoy en día estamos tan desencantados que la mayoría decimos ¿para qué?

    Gracias.

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  6. A tu primera pregunta, te diré que todo pronombre requiere de una contextualización, ya sea lingüística (el término ha sido previamente mencionado en el texto) o contextual por situación (se presupone el conocimiento por parte del oyente); de lo contrario, no lo poodríamos usar dado que toma su significado de algo ya conocido. Que el valor sea anafórico (previamente mencionado en el discurso) o catafórico (se menciona con posterioridad) depende de cómo lo construyamos, aunque lo habitual es que la mención sea previa -anafórico-. Respecto a nombrar hipónimos o hiperónimos aunque no estén explícitos en el texto, no veo inconveniente alguno siempre que estén bien traídos, es decir, acordes al sentido del texto. Un abrazo y suerte.

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  7. Marco dijo:

    Gracias por el blog. Un amigo me comentó que existía y me está ayudando mucho. No he visto nada sobre la cohesión y me gustaría preguntarle si en el caso del pronombre `se´puede ser un elemento anafórico o no puede serlo: `Isabel heredó su carácter….. Se conformaba´. El pronombre SE es una anáfora o solo hay una omisión del sujeto?
    Y también sobre los elementos que permiten la cohesión, si aparecen hipónimos pero no sustituyen a ningún hiperónimo (o al revés) ¿podemos decir cuál es su hiperónimo (el cual no aparece en el fragmento)? por ejemplo: Había, vacas, gallinas….
    ¿O la sustitución solo se señala cuando aparece el hipónimo y el hiperónimo porque uno sustituye a otro? ejemplo: los lobos …. son animales Saludos.

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