La vida es un sistema donde los actos que realizamos están relacionados entre sí. Cuando hablamos tratamos de comunicar, cuando actuamos comunicamos más intensamente porque somos lo que hacemos. La imagen que ofrecemos a los demás se define por la percepción de cómo actuamos en el día a día.
Podemos colocar juntas las palabras y pronunciarlas. El resultado no tendrá sentido si esas palabras no guardan entre sí una relación, si no tienen una coherencia en los significados, si no tienen una sintaxis, una forma adecuada de relacionarse. De la misma forma, podemos limitarnos a actuar, pero si nuestros actos no están dirigidos a un fin determinado, carecerán de coherencia, no compondrán una imagen comprensible para quienes nos rodean.
El aprendizaje neurolingüístico, símbolos a partir de las palabras que traducen a nuestro cerebro la experiencia de la vida, puede ser erróneo y tendremos que esforzarnos en redefinir continuamente nuestras emociones para coordinarlas con la realidad de forma que construyamos una vida con sentido. Todo esto y mucho más desarrollé en el libro de El libro de la gramática vital (Almuzara, 2011). El resultado es un ensayo que nos acerca a comprender mejor cómo podemos alcanzar la felicidad a través de comprender cómo el lenguaje influye en nuestra percepción de la realidad y en la composición de la propia imagen. Toda una aventura para analizar nuestra vida y comenzar a construir un futuro mejor.
Aquí les dejo con esta entrevista realizada por RTVE para el programa «De ida y vuelta».