DESPUÉS DE COMER PERDICES O POR QUÉ LAS MUJERES SON TAN BOLUDAS E INSISTEN EN ENAMORARSE, de Rita Gardellini

51LhWMWvftL._SS300_2Después de leer el libro, tengo la impresión de que Rita Gardellini, esta escritora argentina, viene al panorama literario para quedarse. Podría decir que es una novela omnisciente donde el diálogo y monólogo son claves, que el enfoque es poliédrico -«caleidocópico» me gusta nombrarlo cuando se multiplican las perspectivas del enfoque narrativo-, pero esto poco aportaría fuera del mundo del tecnicismo académico, así que prefiero hablar desde las emociones del lector.

Vivimos en un mundo de apariencias en el que vamos fraguando nuestros sentimientos a golpes de emociones encontradas. Somos la imagen que nos devuelven de nosotros mismos, o de aquella que creemos o queremos creer, son las emociones las que guían el hilo de coherencia que nos confiere la identidad. Es complicado, muy complicado bucear en esas contradicciones entre lo que deseamos y lo que nos espera, lo que nos abofetea ahí afuera. Mucho más complicado describir el baile que se produce entre expectativas y realidad cuando la realidad no son sino otras expectativas vividas desde otras emociones. Aún más complejo cuando esas vivencias se contraponen en clave de sexualidad. Todos ansiamos encontrarnos a nosotros mismos, tomar las decisiones acertadas que nos conduzcan al mundo idílico de los cuentos donde “todos comieron perdices”, pero ¿cómo?

Después de comer perdices… es un conjunto de relatos, ¿cuentos? -en el sentido más borgiano de la palabra- donde se exploran las emociones de la mujer enfrentadas a un mundo constreñido y a veces absurdo, relatos cortos, vivaces, directos. Una galería de personajes se enfrenta a su realidad, y trata de sobrevivir desde su identidad, desde su traición, desde sus ambiciones, desde la desesperación o el autoengaño, desde el deseo más humano de ser que nunca llega a realizarse. Lo que una mente siente y sueña pocas veces haya un espejo limpio en el que mirarse… Quizás si pudiéramos mirarnos y sentirnos con los ojos que nos miran… ¿Y si esos ojos y esas emociones son las del hombre que amamos, deseamos, odiamos, tememos o repudiamos en la danza de la convivencia diaria? La tensión del desengaño está servida.

Una de las grandes virtudes de la autora es ofrecernos esta confusión amarga sin acritud, con gotas de ironía y fino humor, sin retroceder ante el sexo, sin caer en la banalidad del erotismo fácil. Al fin y al cabo, estamos programados para buscarnos, desearnos, soñar, caer y levantarnos para seguir adelante recomponiendo las circunstancias y la figura. Decían los románticos alemanes que Quijote y Sancho somos todos, las dos realidades que conviven en cada uno de nosotros, el soñador idealista que transfigura el mundo desde sus fantasías, para quien todo parece posible, y el pragmático realista apegado a los sentidos que se ciñe al guion establecido por lo inmediato. Estoy convencido de que todos los personajes de Rita –Cenisiente, Simona, Paula, Lidia…- están ahí pugnando en la composición del ser y en las decisiones de cada mujer, cada día, en cada circunstancia, sin rehuir la dureza de la decepción, sin caer en la autocompasión fácil, quizás simplemente respirando.

Me ha gustado esta danza de emociones encontradas buscando el equilibrio, el estilo ágil, la fineza en la penetración de personajes y circunstancias. Enhorabuena.

José Carlos Aranda

Acerca de #JoseCarlosAranda

Doctor en Ciencias de la Educación y Doctor en Filosofía y Letras; Creador del Método Educativo INTELIGENCIA NATURAL (Toromítico 2013, 2016). Académico Correspondiente de la Real Academia de Córdoba (España). Profesor universitario y de EEMM, educador, escritor, conferenciante, colaborador en TV, Prensa y Radio. PREMIO CENTINELA DEL LENGUAJE 2015 de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla.
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