CÓMO LOGRAR AFICIONAR A TU HIJO A LA LECTURA

9756219-problemas-de-la-educacia-n«La lectura nos hace mejores», así comienza esta entrada de Santiago Moll. En realidad, constituye una de las claves para el desarrollo neurolingüístico de nuestro hijo. En Inteligencia natural (Toromítico, 2013) explicaba cómo algo tan sencillo como la lectura constituía la mejor base para evitar el fracaso escolar.

Todo el conocimiento y toda nuestra capacidad de comunicación se cimienta en nuestra competencia lingüística. Las Matemáticas, la Biología, la Química o la Historia, el Arte o el Dibujo, ¿cómo nos lo explican? ¿cómo lo aprendemos?, ¿cómo lo comunicamos, lo expresamos si no es a través de las palabras. Esta afirmación tan sencilla como obvia es la clave para potenciar desde la primera infancia la lectura.

Me ha gustado el artículo porque centra la atención en algo importante, el acompañamiento en la lectura. El niño aprenderá a valorar los libros si observa que nosotros valoramos los libros, aprenderá a valorar la lectura si observa que para nosotros es algo importante. La integración de la lectura en su rutina diaria desde antes del primer año, cuando está integrando y desarrollando el sistema operativo lingüístico en su cerebro es una recomendación necesaria, como otras muchas. En Inteligencia natural, por ejemplo, menciono la técnica de hacer presentes los signos de puntuación, o la dramatización como parte del juego.

También algo esencial que destacar del artículo, por mi parte, es «leer en voz alta». Porque constituye una escuela maravillosa de dicción y vocalización. Y porque con este ejercicio sabremos en qué momento se encuentra nuestro hijo, comprobaremos su evolución y tendremos ocasión de celebrar con él la lectura. Sin corregir, como dice Santiago, sino disfrutando del momento. Cuando ya tengan seis o siete años, es un buen momento para colocar en la cocina el cartel de la isla de las palabras prisioneras, donde entrarán todas aquellas que no sepamos definir, de la que irán saliendo en barco cuando las busquemos en el diccionario y seamos capaces de escribir… Perdón, esta ya es otra historia, que tal vez cuente otro día.

Coincido también en que un buen libro es un magnífico  regalo porque lo va a acompañar a lo largo de toda su vida, acudirá a él para leerlo y releerlo. Por eso, y en esto difiero del artículo que inserto, es bueno que el niño desde muy pequeño, en el universo propio de su habitación, tenga sus libros, esos grandes, de colores, con dibujos, incluso con ruidos, que pueda acudir a ellos para leerlos y releerlos, revisarlos, tocarlos y olerlos; y en especial de los dos a los cinco años, cuando traslada su apego a los objetos e integra la realidad inmediata a su conciencia. En los espacios comunes como la sala de estar o el salón de casa, estarán otros libros, quizás los nuestros.

Enhorabuena, Santiago, por tu entrada.

Santiago Moll

«Leer nos hace mejores. No voy a entrar en este artículo a defender cuáles son los beneficios de la lectura, porque creo que son harto conocidos por todos. Mi intención en esta entrada es dar unas pautas muy sencillas a los padres para que fomenten la lectura de sus hijos en casa. A lo largo de mi carrera como docente han sido muchas las entrevistas que he mantenido como tutor con padres de alumnos de Secundaria, y un denominador común de estas entrevistas ha sido qué podían hacer ellos como padres con sus hijos para que estos leyeran fuera del horario escolar. Aunque no existen fórmulas mágicas para esta pregunta, sí quiero plantearos algunas actuaciones que, partiendo de la simplicidad, os pueden dar excelentes resultados.

Leer en casa

Imagen extraída de Shuttershock

¿Qué trucos pueden usar los padres para que sus hijos quieran leer en casa?

1. Lectura acompañada. Hay que predicar con el ejemplo. Es por ello que si queremos que nuestros hijos lean, nosotros también debemos encontrar el momento para hacerlo, debemos servirles de ejemplo. Durante estos años como tutor he observado que a muchos de mis alumnos les gusta realizar los deberes acompañados, es decir, en el salón o en la cocina. Por eso, te recomiendo que cuando tu hijo vaya a leer, no lo haga en su habitación, sino en un espacio común de la casa. Siempre que puedas, intenta estar ahí por si te pregunta algo. También es muy bueno interesarte por lo que está leyendo. Si consigues que te lo explique, será una manera fantástica de verbalizar aquello que habrá leído y tu podrás ver qué grado de comprensión y de expresión va adquiriendo tu hijo a la hora de leer en casa.

2. Lectura en voz alta. Haz que tu hijo lea en voz alta. Este es un aspecto significativo porque su lectura será compartida contigo, es decir, tu hijo no sólo leerá para él, sino también para ti. Es algo a lo que hay que dar mucha importancia. En ocasiones tenemos la creencia de que la lectura es una actividad íntima y personal, pero en determinadas edades es recomendable que tú también seas partícipe de ese momento. Si es así, no le corrijas constantemente. Déjale que se equivoque, porque está leyendo por placer y no por obligación.

3. Biblioteca a la vista. Independientemente de la biblioteca escolar y la biblioteca pública de tu localidad, debes intentar que en casa tu hijo tenga una pequeña biblioteca personal con los libros que haya ido adquiriendo. Preferentemente, debe ser una biblioteca que esté a la vista de todos. Yo recomiendo que esté en el salón, si puede ser, porque siempre podemos hacer referencia o interesarnos por alguno de ellos. Pregúntale por sus libros, interésate por ellos, pídele que te diga cuáles son los que más le gustan y por qué. Así tu hijo creará un vínculo con su biblioteca y acudirá con recurrencia a ella porque la entenderá como algo propio.

4. Personalización. Cuando tu hijo adquiera un libro es fundamental que lo personalice al máximo. Para ello debe ponerle el nombre y la fecha de compra. Pero se puede hacer mucho más. Por ejemplo, puede forrarlo con algún papel que le hayas comprado o puede crear un punto de libro con un trozo de cartulina que sólo sea para ese libro. De lo que se trata es de ir estableciendo un vínculo emocional entre el libro y tu hijo, y hacer de ese vínculo emocional el mejor aliado para que quiera leerlo.

5. Recompensa. ¿Por qué no recompensar a tu hijo por una buena acción con un libro? Muchos padres no conciben un libro como una inversión, cuando es un objeto que tiene un valor incalculable, sobre todo en edades tempranas. Yo te recomiendo que siempre que puedas le acompañes, bien sea a una biblioteca municipal, bien a una librería, en caso que quieras regalarle un libro. En este sentido, hay que dejar claro que debe ser el niño, preferentemente, el que elija qué libro quedarse. También quisiera añadir que, siempre que esté a nuestro alcance, intentemos leer previamente el libro que va a leer nuestro hijo.

7. Libros con ilustraciones. Para facilitar la lectura en casa, es preferible que el libro sea lo más ágil y ameno posible. Yo te recomiendo que sean libros con ilustraciones y divididos en capítulos. Tanto las ilustraciones como los capítulos favorecen enormemente que el alumno tenga más facilidad para la lectura, ya que le permite realizar de forma escalonada descansos en su período de lectura. En determinadas edades, los niños no tiene el control de lectura que tiene los adultos y es por ello que los libros siempre deben adecuarse a su edad  y a sus intereses.

8. Silencio. Para mí es un factor fundamental para que tu hijo coja el hábito de leer en casa. La lectura requiere un considerable esfuerzo y una gran capacidad de concentración. Para favorecer que tu hijo pueda leer en casa, es necesario crear una atmósfera en la que reine el silencio. Hay que apagar la radio, la televisión, los equipos de sonido. El silencio no hará más que aumentar su concentración mientras lee y hará que aumente, por consiguiente, su capacidad de comprensión. Sobre este apartado me gustaría que leyeras el artículo publicado 5 razones para no escuchar música mientras se estudia.

9. Suscripciones. Un truco muy efectivo para que tu hijo se aficione por la lectura es mediante la suscripción al alguna revista propia de su edad y que guarde relación con sus intereses. Cuando vuestro hijo se suscribe a una revista, por ejemplo, lo que estamos haciendo es crear expectativas. Me explico. Hay que hacerle ver que, periódicamente, recibirá algo realmente increíble, algo de su interés, algo que le va a gustar. Y ese algo, esa revista, la recibirá en su buzón periódicamente, y llevará su nombre, es decir, será su revista. Otra vez lo que hacemos es crear un vínculo emocional entre tu hijo y lo que lee.

10 Libro electrónico. He querido acabar estos 10 trucos para que tu hijo pueda leer en casa con el libro electrónico. Cada vez son más los hogares en los que hay una tableta. Pues bien, una acción que puedes llevar a cabo es la lectura de libros electrónicos. Existe un mercado realmente extraordinario y, además, contarás con el atractivo del dispositivo. Cuando tu hijo opte por leer un libro a través de un dispositivo como el de una tableta, sería conveniente que pudieras estar a su lado o cerca de él, ya que es muy fácil que se distraiga con otras prestaciones que acompañan a este tipo de dispositivos.

Como ves, se trata de llevar a cabo pequeñas actuaciones que con el tiempo se convierten en hábitos. Pero si has leído bien cada uno de estos puntos te habrás dado cuenta de algo que se repite como un denominador común. Y no es otro que el papel que ejerces tú como catalizador del amor por la lectura de tu hijo. Como he dicho anteriormente, muchos padres relacionan la lectura de sus hijos con un acto individual y personal y, a mi modo de ver, creo que se trata de un enfoque equivocado. Sé que el tiempo es un valor muy valioso y que no disponemos de mucho tiempo libre. Pero hacer que tu hijo quiera leer en casa depende en gran medida de las actuaciones que estés dispuesto a llevar a cabo. Este es el precio que hay que pagar para que tu hijo quiera leer en casa. Acabaré este artículo con una cita de Daniel Pennac que reza así:

El verbo leer como el verbo amar y soñar no soporta el modo imperativo.

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Acerca de #JoseCarlosAranda

Doctor en Ciencias de la Educación y Doctor en Filosofía y Letras; Creador del Método Educativo INTELIGENCIA NATURAL (Toromítico 2013, 2016). Académico Correspondiente de la Real Academia de Córdoba (España). Profesor universitario y de EEMM, educador, escritor, conferenciante, colaborador en TV, Prensa y Radio. PREMIO CENTINELA DEL LENGUAJE 2015 de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla.
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