
85: Hame consolado tanto, dice Colodro, haber sabido tan de raíz las cosas de este caballero que, aunque lo había preguntado a muchas personas, nadie me daba razón de ellas con la entereza que el señor Excusado y pues en esto me habéis hecho merced, me la haréis en contarme las cosas de don Leopoldo de Austria que lo habemos traído a cuento muchas veces que según me han contado hay muchas, de harta consideración, en estas cosas. Señor Colodro, no hay sino preguntar, que lo que yo supiese, lo diré con el gusto y puntualidad que os he prometido.
86: Digo pues que este señor obispo fue flamenco, hijo del emperador Maximiliano y hermano de don Felipe el primero, rey de Castilla, que casó con doña Juana, hija de los Reyes Católicos; y según dicen, este obispo era hijo natural o bastardo del emperador. A este señor se le dio el obispado de Córdoba que siempre ha sido de los mejores de España, y como era poderoso, labró el Palacio Episcopal que si él lo acabara fuera de las cosas mejores de España. En la alameda que llaman del obispo, que es un coto que está media legua de la ciudad, labró una casa muy capaz de recibir en ella a su sobrino el emperador Carlos quinto si viniese a la Andalucía. El patio primero de esta casa lo adornó y llenó de trofeos de aves de rapiña y de animales salvajes que él por su propia persona mataba; y para esto hizo en medio de este coto una atalaya alta con sus ventanas a trechos por donde tiraba a los animales [B], que de todo género procuró traer allí con mucha costa. Y esto en tanta abundancia que se encontraban manadas de todo lo que tiene el pardo.
87: Pero lo que más espanta es que para evitar la murmuración de la gente que decía que todo el año estaba en el Alameda, comenzó a hacer un tránsito desde su casa a la alameda que si se acabara fuera otro Arrecife u obra romana en España. Pero la muerte cortó el vuelo de estos altos pensamientos. En esta ocasión estaba su Ilustrísima ocupado en una ocupación de mozo y ajena de su profesión y para que esto se hiciese sin escándalo hizo otro tránsito por debajo de la tierra desde su aposento a una casa donde vivía su ama […] Y así venía la señora cuando él quería sin que hombre terreno lo supiese. Sucedió que una mañana se le olvidaron a la señora unos corpiños en la cama y entrando un paje de cámara los halló y salió con ellos dando gritos. Alborotáronse los pajes que allí se hallaron y uno de ellos que se decía don Juan de Espinosa que era de más entendimiento arremetió con el paje y dándole de puñadas le quitó los corpiños y se los metió en las calzas, diciendo que era mentira y falso lo que había dicho. A las voces que dio el paje, acudió gente y el paje don Juan escapó, porque el mayordomo lo quería azotar, por las puñadas que había dado a el otro. Fuese a su señor y contole en secreto todo lo referido. El obispo se quedó helado y visto lo que pasaba entre los dos muchachos despidió al primero y al don Juan lo hizo su secretario pidiéndole los corpiños y encargándole el secreto y el despedido no pareció más vivo ni muerto.
CASOS RAROS OCURRIDOS EN LA CIUDAD DE CÓRDOBA. CAJASUR, 2003 (2 TOMOS, EDICIÓN FACSÍMIL)
Transcripción del original, publicado en edición facsímil. Los números iniciales corresponden a los párrafos, los números entre corchetes a las páginas. Hemos respetado el léxico y la sintaxis por entender que se trata de un tesoro, pero hemos actualizado la ortografía para no inducir a error.

- Nacido y criado en el barrio de la catedral de Córdoba, conocí la leyenda popular de «la casa de la querida del Obispo», adosada al muro de los jardines del palacio episcopal. La tradición señala el actual restaurante La Almudaina como el emplazamiento. En esta historia puede estar el origen. Por cierto, un buen sitio para degustar la comida tradicional de Córdoba en un lugar histórico y de extraordinaria belleza.
- La amante del obispo y madre de su hijo Maximiliano se llamaba Catalina Aspert
- Uno de los proyectos más importantes acometidos por el obispo Leopoldo fue la inserción de la catedral en la antigua mezquita, obra que fue paralizada por Carlos V cuando visitó Córdoba camino de Portugal para conocer a la que sería su esposa. Por cierto, un viaje en el que fue acompañado por el gran poeta Garcilaso de la Vega que, de resultas, se enamoraría de una portuguesa, Isabel de Freyre, que inspiraría buena parte de su poesía amorosa idealizada desde los preceptos del amor provenzal.
- Los datos aportados se tienen por históricos. Véase https://es.wikipedia.org/wiki/Leopoldo_de_Austria_(obispo_de_C%C3%B3rdoba)
- Para ampliar información:
ARANDA DONCEL, Juan, “La familia del Emperador: Leopoldo de Austria, obispo de Córdoba (1541-1557)”, en RIVERO RODRÍGUEZ, Manuel y ÁLVAREZ-OSSORIO ALVARIÑO, Antonio (coords.), Carlos V y la quiebra del humanismo político en Europa (1530-1558), Madrid, 2001, vol. II, pp. 403-424.
GÓMEZ BRAVO, Juan, Catálogo de los obispos de Córdoba, Córdoba, 1778.
JUAN LOVERA, Carmen y MURCIA CANO, María Teresa, “Jaén y don Leopoldo de Austria, obispo de Córdoba, un testamento ejemplar”, Boletín Instituto de Estudios Giennenses, 198, 2008, pp. 251-288.