Bachiller Cantaclaro: Curso completo de gramática parda en quince lecciones o Vivir sin trabajar. Madrid: Editorial Almurabú, 1865.
Corría el mes de enero de 2011. Era el día de la presentación de El libro de la gramática vital, en la antigua sacristía de San Hipólito, en Córdoba. Allí me encontré con mi antiguo compañero y amigo José Antonio Ponferrada que me dijo: “Yo no sé aún de que va tu libro, pero te he traído este que me encontré en Madrid”. Depositó en mis manos este pequeño libro de la editorial Almurabú, una edición facsímil del original. A José Antonio siempre le han atraído las curiosidades, gran literato y bibliófilo, así que sonreí agradecido, como siempre, cuando el amigo acierta y lo hace porque te conoce y ha pensado en ti. “Ojo, que es un préstamo, cuando lo leas me lo devuelves”. También como a mí, los libros le duelen. Le gusta anotarlos y conservarlos por si… no sé por qué ni para qué, quizás simplemente para que estén ahí por si alguna vez quieres volver a dialogar con ellos, o asegurarte una frase mal prendida con alfileres en la pizarra de esta memoria nuestra que cada vez se muestra más huidiza.
El libro me sorprendió no por su calidad literaria, ni por su estilo, sino por su contenido. A menudo nos quejamos, me quejo, de la simpleza y sinvergonzonería en que hemos caído en esta sociedad que hemos ido creando. La picaresca siempre ha sido muy española, tierra que dio origen al género propio con el Lazarillo nacido allá en el Tormes. Pero una cosa es ser pícaro por la necesidad de supervivencia, y otra cosa muy distinta el serlo por método, por modus vivendi. A medida que avanzaba en la lectura del libro, me indignaba porque han transcurrido 150 años y algunas de las prácticas, técnicas y modos explicados con la simpleza pícara disfrazada de zocarronería me eran conocidas por cotidianas, porque las veo en el telediario todos los días, porque conozco a las personas que las practican, porque me indignan y me repugnan.
Nada más empezar, en la introducción, primera lección que nos habla de las disposiciones generales y particulares que deben tener los gramáticos pardos, nos da entre otras las siguientes características:
- Tener buena memoria: “El mentiroso debe ser memorioso”
- Tener don de la palabra para hablar mucho en poco tiempo sin dejar hablar a los demás.
- Carácter flemático para que le permita escuchar insultos con la misma serenidad de ánimo que si te palmearan en la espalda.
- Estar al corriente de los últimos chismes y noticias de interés, por oídas, nada de libros ni de estudios -¡Qué barbaridad!-
- Hipocresía afectada para adular a todo el mundo.
Y yo leía y pensaba en los caraduras que se han cruzado en mi vida, pero sobre todo, pensaba con pesar en esa casta política que nos machaca. ¿Cómo se puede coger a alguien en la mentira más deshonesta, en el delito flagrante y responder con esa serenidad ante las cámaras? ¿Cómo se puede desmentir la evidencia con una sonrisa? En el libro se nos habla de timar a los primos, de los que fían en la confianza de ganar más a tu costa, se te habla de hacerte el amigo íntimo, el conocido, el cuñado de tal o cual marqués o conde –hoy lo sustituiríamos por tal o cual presidente, ministro o consejero, o el secretario de tal o cual sindicato- para deslumbrar al “primo” y que te preste. Después viene el viejo rizo de Los intereses creados de Jacinto Benavente. Cuando la deuda es grande, es el primer interesado en mantenerte en la esperanza de que tu fortuna futura pueda resarcirlo de la deuda y cuando agotas al “primo” te mudas y empiezas de nuevo-. Búscate un buen disfraz, un piso en la mejor zona, el mejor coche, el mejor traje porque la gente juzga por las apariencias… y así sucesivamente.
El problema es que estos timadores, inútiles ignorantes, sanguijuelas sociales que nos chupan la sangre a todos, han llegado a creerse lo que no eran, a creerse su papel, a confundir el trigo con la paja, a creer que la casa, el coche, los trajes, los viajes, los móviles, el club y los colegios privados eran algo que se merecían por sí mismos cuando nunca fueron –hablo de “ser”- nada. Nunca se han esforzado, no han estudiado, no saben lo que es trabajar… o si no, por favor, miren el currículum de nuestros ministros y échense a llorar. El dinero era prestado y contra líneas de crédito, de descuento, contra préstamos e hipotecas fiadas en los magníficos ingresos demostrados en cuentas contables fraudulentas, los bancos pasaron de ser zorros a zorras y pardillos. Lo que vino después y está viniendo ahora, ya es historia. Para colmo, también en esto acierta nuestro autor.
Cuando seas pillado in fraganti, alega error por generosidad. Transfórmate en la víctima. Tu generosidad y tu lástima te llevó a ayudar a ese amigo, a esa empresa, a ese negocio que ahora, en un tremendo abuso de confianza y deshonestidad te han dejado tirado. La deuda no es tuya, actuaste como avalista de un amigo íntimo que pasaba un mal momento, de un familiar cuya empresa había que reflotar con un plan de viabilidad que resultó ser falso y, ahora, lo peor, es que está en las islas Caimán, imposible de localizar y tú en la ruina y dando la cara… ¿no te doy lástima? ¿Cuántas veces en los últimos 150 años se habrá repetido la misma historia? Y siempre hay inocentes que pagan el pato, y ¿cuándo creéis que estos que han estafado con los fondos para prejubilaciones o para cursos de formación de parados en Andalucía van a devolver un solo euro de lo que han robado? Son insolventes, roban en efectivo, sus cuentas están a cero… Y, para colmo, si van a la cárcel saldrán de ella sin decir dónde está el dinero robado, sin devolver un solo duro ¿o ya no os acordáis de un tal Roldán?
La historia es tan antigua en esto de adoptar la política como profesión de caraduras y arribistas que camuflan su inutilidad en el discurso del servicio público que alguien que conocía bien el paño, por ser él mismo político y haberlas visto de todos los colores, les dedicó estos versos:
Receta segura
Estudia poco o nada, y la carrera
acaba de abogado en estudiante,
vete, imberbe, a Madrid, y, petulante,
charla sin dique, estafa sin barrera.
Escribe en un periódico cualquiera;
de opiniones extremas sé el Atlante
y ensaya tu elocuencia relevante
en el café o en junta patriotera.
Primero concejal, y diputado
procura luego ser, que se consigue
tocando con destreza un buen registro;
no tengas fe ninguna, y ponte al lado
que esperanza mejor de éxito abrigue,
y pronto te verás primer ministro.
Ángel de Saavedra, duque de Rivas (Córdoba, 1791-1865)
Querido José Antonio, gracias por tu préstamo bibliográfico que mi ánimo ha transformado en un castigo. A veces, como tú, prefiero sumergirme en ese mundo de la literatura, o del atardecer, o de una plácida conversación frente a un buen medio de Montilla. Estoy cansado de arrastrar el espejo de Sthendal porque ¡hay tanto barro y tanto cieno!, ¡hay tanto sinvergüenza tratado de don! Quizás otro día me apetezca gritar reclamando la necesidad de una regeneración ética en nuestro país, o de clamar por una regeneración lingüística donde las palabras recuperen su significado y se aten los eufemismos con grilletes, que a los estafadores, ladrones, chorizos, ignorantes, zafios, patanes, papanatas, chulos y jilipoyas, los llamemos simplemente así para que todo el mundo los mire a la cara sin maquillajes. Hoy me siento agotado.
José Carlos Aranda
SI DESEA ADQUIRIR ESTE LIBRO, SIGA EL ENLACE DEL TÍTULO: Curso completo de gramática parda. Bachiller Cantaclaro
Cuanta razón tiene, cada vez que leo el blog, tengo deseos de leer más.
Muchas gracias.
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