Cuando escribí Inteligencia natural (Toromítico, 2013) poco podía imaginar que llamaría la atención de Iker Jiménez, mucho menos que Gerardo Peláez se pondría en contacto conmigo para que acudiera al programa a participar en un debate. Tampoco se lo podían imaginar mis alumnos acostumbrados a asociar a su «profe» con el academicismo propio de las clases, los exámenes, las correcciones, la preparación a Selectividad, más correcciones…
Ahora que ya ha pasado sí me lo explico. Se trataba de un programa sobre «Educación», en mayúsculas, en el que reflexionar sobre si existe o no una conspiración para lograr, a través del sistema, generar promociones cada vez más ignorantes y dóciles para esta sociedad industrializada y consumista. Y, en este sentido, el conocer cómo funciona y evoluciona el cerebro de un niño sí que importa. Creo en el mensaje de Inteligencia natural y sé que ya está ayudando a muchas familias y profesionales a replantearse su papel en el proceso educativo. Y estoy comprometido con llevar este mensaje y aprovechar todos los mecanismos a mi alcance para lograr concienciar a las familias de que es posible educar para ser felices y no para ser vividos. El que se me ofreciera la plataforma de la televisión en un programa nacional con la audiencia de «Cuarto Milenio» era una oportunidad.
¿Tengo que deciros que sentí el vértigo y el miedo de la responsabilidad? Miedo de no saber qué vas a encontrarte, de no conocer a quienes van a participar junto a ti en un debate tan importante y de tanto calado, un debate donde no se va simplemente a rellenar el tiempo de parrilla durante 10 minutos sino que tratará de contrastar opiniones durante una hora… Responsabilidad de transmitir ese mensaje positivo en el que creo por la trascendencia que tiene en el futuro de tantas personas.
Hoy que ya ha pasado os puedo decir que fue una experiencia apasionante. Los que me conocéis sabéis que no sé vivir de otra forma. El personal del programa es un encanto. Desde Gerardo, pasando por Ana 1 y Ana 2, la que organizó mi viaje desde Córdoba y la que me recibió y me acompañó por aquel laberinto tan grande como un traje guardado después de régimen de adelgazamiento.
Pero lo que más me sorprendió y me agradó fue la cercanía y la sencillez de Íker. Es como es. ¿No es esta la gran duda que se nos plantea cuando vemos semana tras semana a un personaje en televisión? ¿Seguirá siendo así cuando se apaguen los focos y las cámaras? Despejo esta duda. Sí, es así.
Reflexivo, inquisitivo, apasionado y apasionante, una persona que no ha perdido su capacidad de ser niño y aún es capaz de sorprenderse, de dejarse sorprender sin dobleces. Pero a la vez, una persona empática y cercana. Cuando habían transcurrido cinco minutos ya había conseguido que me olvidara de que estaba en un plató de televisión y que me hallara inmerso en un debate con un trasfondo que me importaba porque era importante lo que allí se estaba diciendo, porque eran importantes las reflexiones y aportaciones de cada uno de los participantes.
El «maestro» Julio Ferreras, lúcido y sereno, el contestatario Jaime Garrido, siempre un paso más allá de las apariencias, el inquisitivo Enrique de Vicente… Cada uno de ellos otro gran descubrimiento. Cruzamos teléfonos, correos, libros, revistas y dedicatorias y confío en que mantendremos un contacto muy fructífero en el futuro. Al fin y al cabo, ese ponerle rostro y emociones a las personas es lo más humano, lo que nos ayuda a construir una vida.
Sería prolijo y me extendería sobremanera si tratara ahora de reflexionar desde esta página en el contenido y las líneas de pensamiento que se abrieron en pocos minutos. Lo que sí puedo hacer es recomendaros vivamente que veáis el programa y saquéis vuestras propias conclusiones. Se emitirá el domingo 11 de mayo de este 2014, en la cadena 4, a las 22:00.
Solo tengo una queja con el programa y quiero hacerla pública. Íker, dejaste frustrado al niño que llevo dentro. Me hubiera encantado disponer de diez minutos, aunque solo fueran cinco, para poder curiosear a mis anchas en el plató, pasear, mirar, rodear, husmear, oler, sentir, ese ambiente mágico que poco a poco habéis ido creando en el estudio. Porque es tal y como veis en pantalla, un auténtico museo de replicas en un ambiente sobrecogido. Eso, Íker, es como llevar a un niño a una pastelería y no dejarlo comer pasteles. Pero, en fin, no todo se puede tener, ¿verdad?
Agradecezco sinceramente al programa el que contaran conmigo para este encuentro y deseo que disfrutéis de él, sin sobresaltos, a todos cuantos queráis acercaros.
¡Hasta el Cuarto Milenio!
José Carlos Aranda
Gracias por esas líneas, deseo honestamente que le guste y la acompañe. Aunque con siete hijos (mi madre los tuvo) debe tener más corazón que pecho. Quedo a vuestra disposición. Un abrazo.
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Emocionantes y agradecidas tus líneas. Hoy he recibido «Inteligencia Natural». Lo he envuelto como regalo a mi hermana, Doctora en Política, docente de CEU y a punto de dar a luz al 7º niño. Seguro que le gustará. Un fuerte abrazo!
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Muchísimas gracias. Un abrazo.
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bravo. habéis hecho ayer historia de la televisión. Qué ejemplo. Maravilloso. En mi barrio todo el mundo habla de eso. Bravo!
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Muchísimas gracias por tu apoyo y tu mensaje. Me encantará cambiar impresiones contigo sobre el libro cuando lo consigas. Un abrazo.
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Enhorabuena por el debate, lo vi ayer mismo y hasta estuve «tomando apuntes». Realmente es un tema apasionante. Voy a tratar de conseguir su libro Inteligencia Natural porque me quedé con ganas de saber más. Ojalá hubiese más debates así, que nos hiciesen por lo menos reflexionar sobre qué estamos haciendo con nuestros hijos. Un saludo
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