3 Jul 2014
José Carlos Aranda publica «Inteligencia Natural», un ensayo sobre la educación infantil
Escrito por: Yolanda Barambio Checa (Periodista y editora) el 03 Jul 2014 – URL Permanente
Os invito a abrir puentes en la comunicación con vuestros hijos.
Este viaje lo vamos a hacer de la mano de José Carlos Aranda. Un experto en educación que cuenta con una extensa obra dividida entre la técnica didáctica y la ensayística; ambas como él bien dice «manifiestan mi gran pasión, la lengua y la educación».
En esta línea se encuentra su nuevo libro: Inteligencia natural, publicado en la editorial Toro Mítico.
Un ensayo sobre educación infantil desde los cero hasta los doce años. Una obra totalmente recomendable para aquellos que son o serán padres, e incluso, para lo que no lo quieran ser o no lo sean. En las páginas de Inteligencia natural encontramos respuestas a muchas de nuestras preguntas acerca de las relaciones entre las personas, sobre las aptitudes más recomendables y cómo hay que enfocar los problemas derivados de la educación infantil, entre otras cuestiones esenciales. El objetivo: educar seres felices y completos.
Este autor es miembro de la Real Academia de Córdoba, su currículum es extensísimo y cuenta con una gran experiencia como docente. Según sus palabras, «la vida es una aventura magnífica que merece ser vivida y en la que tenemos la obligación moral de mostrar el camino a quienes nos siguen». Para este autor «el conocimiento no se sostiene en sí mismo si no se pone al servicio de la propia vida y la de los demás.» Este es el espíritu que preside este libro y el resto de sus obras.
Respecto a su labor como divulgador, tiene claros sus objetivos y los valores que los sostienen. «Hemos de poner la brújula hacia otro modelo educativo más atento a la emoción y al sentido de la vida. Es posible, necesario, educar en y para la felicidad. La única asignatura que nos merece la pena.»
Podéis ver algunas de sus apariciones televisivas en Para todos la 2 , de Televisión Española; o Cuarto Milenio . (Debate sobre educación, comienza en el 20:00 del programa)
Es un placer escucharlo y leerlo, así que aquí os dejo esta conversación que explora y analiza el sistema educativo actual y algunos de sus principales problemas:
¿Hacia dónde caminamos respecto a la educación en este país?
Hacia una educación rígida e instrumentalizada. Caminamos hacia un futuro centrado exclusivamente en la «competitividad» donde se lanza el mensaje de que solo triunfan los que logran ser los mejores. Se habla mucho de educación, pero se educa muy poco tanto en las familias como en los centros educativos. Los medios de comunicación maleducan sistemáticamente, aunque en ese caso siempre nos cabe el recurso de apagar el aparato.
¿Qué mitos sobre la educación conviene que vayamos descartando para poder ejercer una paternidad que favorezca el desarrollo de nuestros hijos y los prepare para vivir felices?
La confusión entre educar e instruir, por ejemplo. Muchas familias hacen de la convivencia un infierno por los resultados escolares. Pero esos resultados solo miden la «instrucción académica», es decir, mi hijo no ha superado el nivel de Matemáticas o Inglés, ¿es eso preocupante? Yo diría que no. La solución es tan fácil como ayudarle o apuntarlo a una academia para que recupere. Al fin y al cabo solo son destrezas y conocimientos básicos. En cambio, no nos preocupa que nuestro hijo no controle la ira o no se relacione bien con otros niños. Os aseguro que estos sí son problemas graves de educación porque condicionarán todo su futuro y son más difíciles de resolver.
Otro error frecuentísimo es la «instrumentalización» de la educación. Las asignaturas son buenas o malas en función de que sirvan para carreras más o menos prometedoras. Es absolutamente falso. Gracias a la «medicina preventiva» y al desarrollo de «hábitos saludables» vivimos un era de culto al cuerpo. Todo el mundo sabe que hacer ejercicio aeróbico de tres a cinco horas semanales es algo fabuloso. Es curioso que el mismo que está una hora corriendo en una cinta o en una bicicleta estática, realizando un esfuerzo que no le conduce a ninguna parte cuestione para qué sirve la poesía, hacer un comentario de texto, realizar hojas y hojas de cálculo o leer un libro. Uno de los objetivos de la educación es fomentar el desarrollo al máximo de nuestras capacidades cerebrales y eso solo se consigue a través del esfuerzo. El hecho de potenciar el cerebro en sí mismo es el premio al esfuerzo intelectual y es algo que deberíamos fomentar siempre, no criticar continuamente.
Otro horror es educar en la competitividad. Cuando llega nuestro hijo a casa le preguntamos ¿has ganado? Centramos su atención en el resultado. ¡Qué fácil sería preguntarle: «¿Has disfrutado, hijo?!». Es cruel porque cuando educamos en que solo vale el ganar, estamos condenando a los perdedores a sentirse inferiores o fracasados. El problema es que hay uno solo que gana, los demás son unos frustrados que acaban abandonando porque ¿para qué, si por mucho que haga siempre me ganará Pablo, si es más grande y más fuerte que yo? Olvídate de competir, céntrate en disfrutar el camino, lo importante es dar de ti mismo lo mejor posible, siempre habrá alguien mejor de quien aprender, alguien peor a quien enseñar, a quien apoyar en su aprendizaje. Así no tiene sentido el abandono ni existe la palabra fracaso en su diccionario mental. La pregunta es tan amplia que daría para un ensayo.
Según tu experiencia, ¿qué lleva a un estado a proponer un programa educativo, en qué piensan cuando lo hacen? ¿Por qué piensas que se han implantado en nuestro país sistemas educativos que ya habían fracasado en otros países europeos?
Por improvisación y porque prima la ideología sobre la pedagogía. Se piensa en lo que conviene a quien gobierna en función de la coyuntura, pero no se piensa en la sociedad como colectivo ni en planes a largo plazo que inspire una auténtica transformación social. Lamentablemente son parches que no generan sino confusión, es lo que trato en el apartado de «Laberintos» de mi libro.
¿Es posible conseguir un pleno desarrollo en un niño que está inmerso en el sistema educativo equivocado?
Hay tres factores externos que intervienen en la educación y van integrándose en nuestra mente a medida que crecemos: la familia, la escuela y la sociedad. Tenemos el control total sobre el primero; parcial sobre el segundo; ninguno sobre el tercero. De ahí la importancia de centrar nuestra atención en «crear hogar», la estrecha colaboración con los centros educativos para que sean cooperadores necesarios en la tarea, y no perder de vista nunca que educamos para que nuestros hijos puedan desenvolverse integrándose en una sociedad dada en un momento determinado. Sí, creo que es posible.
¿Qué pueden hacer unos padres que a veces se sienten impotentes, por no disponer de los recursos ni el tiempo necesarios?
El sentirnos impotentes solo añade otro problema a la situación. No somos dueños de las circunstancias, pero sí de nuestras emociones. El sentirte mal no va a ayudar a tu hijo cuando te necesita. Por otra parte, cuando hablamos de «medios» se suele pensar en «recursos económicos», pero esos medios son los que menos cuentan en educación. Y esto se nos olvida. Mi familia, con siete hermanos, siempre anduvo justa, y te aseguro que fui un niño muy feliz con una magnífica educación. Nuestros recursos válidos como padres son el amor, el acompañamiento, la confianza y el respeto. Y en esto todos somos o podemos ser inmensamente ricos. En cuanto a lo del tiempo, sí es un grave problema en muchas familias. Ojalá se desarrollara una ley de compatibilidad trabajo/familia. Pero pensemos también que no es tanto una cuestión de cantidad sino de calidad en el acompañamiento. Para que tu hijo se sienta querido, reforzar su autoestima y que se sienta importante en tu vida bastan diez minutos cada fin de semana, a solas, mirándolo a los ojos y con un «te quiero» en los labios, preguntarle cómo está, cómo le ha ido, qué le ha hecho ilusión, qué le ha defraudado, pero practicando la escucha activa, dejándolo expresarse y participando en la conversación. Estas pequeñas conversaciones son un magnífico entrenamiento para cuando surjan los problemas reales. El puente de comunicación ya estará ahí esperando.
En muchos casos que el mal ya está hecho, ¿cómo conseguimos desprogramarnos, desaprender, para poder evolucionar?
Muchas veces nos equivocaremos, incluso cuando queremos hacer las cosas bien o por su bien. El exceso de cariño puede ser tan malo como la ausencia. Podemos matar a una planta por regarla demasiado. ¿Qué podemos hacer? Actuar con dos principios básicos: el primero, perder el miedo a equivocarnos porque aprendemos de nuestros errores y en el reconocimiento está el principio de la solución; el segundo, perder el miedo a «pedir perdón»; pedir perdón no solo no nos resta autoridad, sino que ofrece a nuestros hijos una de las mejores lecciones para la vida: todos podemos equivocarnos, solo se equivoca quien actúa, lo importante es saber reconocerlo y poder rectificar.
Decía Einstein que quien siempre repite el mismo procedimiento se condena a obtener los mismos resultados. Cuando un esquema falla en educación, hemos de tener el valor, la coherencia y la constancia para cambiarlo. Es cierto que es lo que más trabajo cuesta, a todos nos molesta salir de nuestra zona de confort, cambiar los hábitos, pero puede lograrse. Y, si el amor a nuestros hijos no lo logra, ¿qué podrá lograrlo?
Y por último, ¿para cuándo el libro a partir de los 12 años, sería muy interesante, precisamente para todos aquellos que deberán afrontar muchos retos para los que no les hemos preparado como sociedad?
Muy buena pregunta, la esperaba. Saldrá para este otoño. Los lectores de Inteligencia natural llevan ya tiempo reclamándolo y, es cierto, que sin este segundo libro el método estaría incompleto. Será un maravilloso viaje que nos llevará de la pubertad a la conquista de la libertad. Apasionante.
Espero que os haya gustado la entrevista, si es así darle un «Me gusta» o compartirla y sabré que lo que escribo os interesa 🙂