«No dejes de ser niño, solo los niños disfrutan de la magia de cuanto nos rodea porque todo se estrena para sus ojos nuevos. Después nos acostumbramos a vivir entre milagros y somos tan tontos que creemos que son cosas normales. Vuelve a dejar que la realidad te sorprenda en todo su esplendor, recupera el placer de la caricia suave de una mano amiga, de una sonrisa. Vuelve a dejarte atrapar en la transparencia arácnida de un ala de libélula y a disfrutar del vuelo de los pájaros sin preguntarte por qué. Vuelve a sumergir tu mano en la corriente fría de cualquier arroyo sin pensar nada más que en esa sensación, suspendiendo el tiempo en tus emociones porque has nacido para sentir. Acepta que el mundo es maravilloso porque sí. Vuelve a reaccioar ante la belleza grandiosa que te rodea, disfruta este paraíso.
Vuelve a ser niño para vivir el presente, para vivir la vida -la vida es aquello que sucede mientras planeamos el futuro, decía John Lenon-, para disfrutarla sin ser víctima de tu pasado ni verdugo de tu futuro, por el sencillo placer de disfrutar. Está bien, muy bien, que la prudencia te lleve a anticipar los problemas que pueden ir surgiendo en el camino, está muy bien que reflexiones sobre tu pasado y puedas rehacer, modificar, reconducir, mejorar tus actuaciones. Pero es necesario aparcar toda preocupación y dejar que la vida te llene por sí misma, después regresarás a tus preocupaciones, a tus anticipaciones, pero procura dejarte atrapar con frecuencia por lo maravilloso que puede ser vivir sin más. ¿Has visto alguna vez lo feliz que puede ser un niño, simplemente, botando una pelota? ¿No has dejado tu mente en el vacío contemplando el vuelo de una mariposa? ¿Nunca has lanzado una flecha al aire, simplemente, para ver cómo se deslizaba por el cielo para caer en cualquier parte, sin otro objetivo que disfrutar de su vuelo? ¿Nunca has oído un cuento sufriendo por la bruja sin racionalizar el hecho de que las brujas de los cuentos no existen? Luego volverá la razón, la seriedad. Pero recuerda siempre lo feliz que fuiste vestido de pirata y piensa que eso es una actitud mental. Deja respirar al niño que fuiste y que sigue viviendo en ti. Mantén la ilusión de descubrir la aventura que hay en cada nuevo día» (pág. 304)
Hoy he visto este vídeo, inspirado en un cuento de Peter H. Reynolds. Cuando escribí estas líneas, allá por 2009, no lo conocía, pero me ha devuelto a estas páginas de forma tan gráfica que no he podido menos que compartirlas con todos vosotros. Aquí os dejo el enlace para que lo disfrutéis.
«Él era yo»
Muy interesante el fragmento si cada mañana observáramos la naturaleza con la inquietud e inocencia de un niño tendíamos un día feliz.
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