Ya pasó. Celebramos la VII edición de Poesía en Vena. Ya han pasado los nervios y la tensión que produce la preparación de todo evento, en especial de aquellos que nos exigen exponernos al público, ver una marea de cabezas y rostros difusos extendiéndose hasta el fondo de ese inacabable Salón de Actos. Pero fuisteis capaces, todos,
de estar ahí, de dar la talla. Se coordinaron luces y sonidos, ordenadores y micros, el dibujo contrarreloj del acto en la faldilla de la mesa, el programa diseñado, distribuido, mimado. Mesas, sillas, agua, abrigos… Me siento orgulloso de todos vosotros porque en vuestra decisión y compromiso está la promesa de lo que seréis en el futuro. Hay lecciones que van más allá del aula. Quizás sean las más importantes.
¿Qué os pareció Manuel Gahete? Tenía mucho interés en que lo concierais, en que lo oyerais y respirarais la inspiración poética a través de sus palabras. Estamos acostumbrados a estudiar nombres, títulos, fechas… Nos olvidamos que detrás de cada palabra, de cada poema, de cada título hay una persona que vive, que respira, que siente. ¿No es mágico poner rostro y vivencias a las palabras, conocer cómo se originaron, compartir experiencias y dudas? Sé que para algunos fue un descubrimiento el conocer cómo el poeta no es más que una persona que lucha contra la soledad, la inseguridad, y las palabras en un denodado intento de expresar lo que sentimos.
Manuel estuvo genial. Como él es. Cercano y humano, sencillo. Nos mostró desde la propia experiencia cómo la humildad y la vergüenza lo limitó en la adolescencia, cómo un simple comentario puede cambiar la trayectoria y el estilo de un poeta. «Papá, ¿por qué no escribes cosas que la gente entienda», esta simple frase pronunciada por su hijo, lo llevó a una crisis que cambió su estilo. Hay quien dice
que la obra se justifica a sí misma, que el conocimiento de la vida del autor poco o nada importa. No niego que es un nivel de análisis, pero ¡cuánto más enriquecedor es conocer lo que la vivencia personal aporta al autor! Fue todo un lujo contar con el primer poeta cordobés al que aún quedan años para seguir deleitándonos con sus versos. Gracias, Manuel, por animarlos, por animarnos a combinar la inspiración con el esfuerzo y el trabajo continuado para poner en palabras las emociones que nos mueven a seguir viviendo el día a día.
Aquí os dejo el acto, con los poemas elegidos, los intervinientes, las fotografías. Solo me queda daros a todos las gracias por vuestra participación y por tocar con vuestra alma el sentido de los versos que nos fueron legados para «sentir la vida» a través de otros ojos.
APERTURA: ¿QUÉ CANTAN LOS POETAS ANDALUCES DE AHORA?
JESÚS Mª DE LA TORRE
He decido escoger este poema de Sta. Teresa de Jesús (Nada te turbe) por diversos motivos:
-En primer lugar, para hacer ver que la figura de la mujer es muy relevante en la Iglesia. Es por ello por lo que tomo a Sta Teresa como una referencia porque, es santa, ha sido proclamada Doctora de la Iglesia, rango al que pocos santos varones han podido llegar; y porque era mujer inagotable que, pese a estar enferma de cáncer, continuó dando su vida por los más pobres y necesitados.
-Y, en segundo lugar, porque este poema es simplemente un aliento para llevar los quehaceres de la vida cotidiana. Son muchos los tropiezos que tenemos y las dificultades que hemos de superar para alcanzar nuestros objetivos y, a veces, nos desalentamos pero, como dice Teresa, con fe y esperanza todo se alcanza.
Nada te turbe,
nada te espante, todo se pasa, Eleva tu pensamiento, A Jesucristo sigue ¿Ves la gloria del mundo? Aspira a lo celeste, fiel y rico en promesas, Ámala cual merece Confianza y fe viva Del infierno acosado Vénganle desamparos, Id, pues, bienes del mundo;
ANA GARCÍA Cada vez que lo leo se me ponen los pelos de punta. La culpa es de uno
Un derrumbe de algún modo previsto, ¡ah!, pero mi tristeza solo tuvo un sentido. Todas mis intuiciones se asomaron para verme sufrir, y por cierto me vieron. Hasta aquí había hecho y rehecho mis trayectos contigo, hasta aquí había apostado a inventar la verdad; pero vos encontraste la manera, una manera tierna y a la vez implacable, de desahuciar mi amor. Con un solo pronóstico lo quitaste de los suburbios de tu vida posible, lo envolviste en nostalgias, lo cargaste por cuadras y cuadras, y despacito, sin que el aire nocturno lo advirtiera, ahí nomás lo dejaste, a solas con su suerte que no es mucha. Creo que tenés razón, la culpa es de uno cuando no enamora y no de los pretextos ni del tiempo. Hace mucho muchísimo que yo no me enfrentaba como anoche al espejo, y fue implacable como vos; mas no fue tierno. Ahora estoy solo, francamente solo. Siempre cuesta un poquito empezar a sentirse desgraciado. Antes de regresar a mis lóbregos cuarteles de invierno con los ojos bien secos, por si acaso, miro como te vas adentrando en la niebla y empiezo a recordarte.
RAFAEL IGLESIAS Rafael publicó en la Revista del Centro varios de sus poemas. “Quise comerme el mundo” (Rafael Iglesias) ¡Qué ironía de la vida! Quise comerme el mundo, y después de no sé cuánto tiempo, descubrí que ya se lo habían comido catorce veces. Es gracioso. Catorce veces grité, y catorce veces callé. Ya pagué el precio de la ilusión, y mi yo, batiéndose cuerpo a cuerpo con la vida, encontró la verdad de repente. ¡Qué verdad tan estúpida! La verdad es que vine a un lugar al que no quería venir. Entré por la puerta de atrás y alguien la cerró tras de mí. Nadie me preguntó; y mi yo, solo, se dio cuenta de que no había camino de regreso. Entonces grité. Pero… ¿para qué gritar? Entonces lloré. Pero… ¿para qué llorar? No hay nada, absolutamente nada por lo que gritar o por lo que llorar. Mi yo, si es que existe, sólo es una sombra que ya nada desea, y nada espera. Mi yo se muere. ¡Qué divertido! Me muero de aburrimiento. Y ¡qué más me da! Apenas he vivido, descubriendo a cada instante que la vida nos mastica en silencio, como pobres gusanos, y luego nos escupe y nos pisotea. ¡Y qué más me da! Quise comerme el mundo, y fue él el que me comió; catorce veces; devorando mis ojos, mis manos, mi vientre… Apenas he vivido, soportando los empellones que cada día la vida me da. Te caes y te levantas. Y vuelves a caer. Y la historia se repite; siempre igual, siempre la misma. ¡Qué largo cansancio! Maldigo mi vida y mi mundo. Maldigo mi yo y los versos que escribo. ¡Y qué más me da! El peso de la vida me agobia, implacable, y el viento del invierno, cruel y terrible, me arrastra hasta el fondo. Pero, ¿aún puedo caer más bajo? No tengo ni idea, pero ¡qué más me da! Estoy rodeado de cadáveres asfixiados que siguen respirando en silencio. Pobres ilusos. Algún día descubrirán que ellos también son gusanos masticados, escupidos y pisoteados. ¡Qué ironía de la vida! Ella se nos ofrece como un fruto perfecto, como un juego maduro. Y la respiramos, y la cantamos. Y ella, a escondidas nos ahoga, y en silencio nos pudre. ¡Qué cruel desengaño! La vida y el mundo no valen nada, porque nada tienen y nada ofrecen. Y mi yo, en su agonía, perdiendo gota a gota la vida, sigue gritando y sigue llorando. Porque lo único que me mantiene vivo es el gritar y el llorar; aunque a estas alturas, sólo miserias y podredumbre tenga entre mis manos; aunque sólo catorce veces pueda volver a gritar, y sólo catorce veces pueda volver a llorar.
CANCIÓN 20 PABLO NERUDA
MARÍA RAMÍREZ
Poema: Me gustas cuando callas porque estás como ausente, Como todas las cosas están llenas de mi alma, Me gustas cuando callas y estás como distante. Déjame que te hable también con tu silencio Me gustas cuando callas porque estás como ausente. ÁNGELES BENÍTEZ Parece que Gil de Biedma escribió este poema por cosas muy concretas de su vida, pero ya se sabe, el escritor tiene que resignarse a que el lector haga la obra suya y la vea con sus
De ahora en adelante, de Jaime Gil de Biedma Como después de un sueño, Me sentí extraño al principio, Pero ya desde ahora siempre será lo mismo. Todavía Así que apenas puedo recordar BELÉN GARCÍA:
Te espero cuando la noche se haga día,
ADONAIS JURADO Y MARTA GALLEGOS: Íbamos por el pasillo cuando Rafael Iglesias nos cazó al vuelo Romance de la Pena Negra. Federico García Lorca. Las piquetas de los gallos Por abajo canta el río:
AUDIO: PABLO MILANÉS: AMOR A LA CUBANA
RAFAEL JURADO: Poema de Alberto Díaz Malaguilla
Enredado en las ramas de este sauce, Qué imbécil. Lo admiro, Un día lo alcancé,
ALBA GÓMEZ
He elegido esta poesía porque me recuerda a mi hermana, ya que vive fuera y no la puedo tener conmigo tanto como quisiera.
Me recuerda cuando me llama por teléfono y nos contamos nuestros problemas y alegrías como si estuviéramos a un metro de distancia, porque ella es la única que me comprende y me ayuda.
HOY, QUE ES EL CUMPLEAÑOS DE MI HERMANA (PABLO NERUDA) Hoy, que es el cumpleaños de mi hermana, no tengo Pobre corrió una hoja amarilla de otoño Mis alegrías nunca las sabrás, hermanita, Pienso que también ellas me dejarán un día, Pero para qué es esto de pensamientos tristes! Uno no sabe cómo va hilvanando mentiras,
JAVIER CAÑIZARES: “Elegía por las palabras” (José Carlos Aranda)
Devolvedme las palabras, dejad que mi mente vea y sienta y oiga y huela las palabras sin el vómito repugnante de vuestra avaricia opaca. Devolvedme las palabras, que la libertad huela otra vez a campo y cielo, que la democracia suene otra vez a pueblo y mar, que la paz dibuje para siempre silencios y sonrisas en el aire, que el amor sepa como antaño a sangre, a sudor, a niño, a pecado trascendente de entrega… y de vida. Devolvedme las palabras, que la poesía vuelva a ser acuarela para el alma, que podamos entregar algún tributo de futuro y de esperanza. Devolvednos las palabras, cerdos, cínicos ávidos de miserias, que inoculáis vuestros miedos desde la pobre ignorancia, vaciando mis palabras. AUDIO: José Agustín Goytisolo, “Canción para Julia” ALBERTO JURADO: Luis de Góngora
«A Córdoba»Lo he elegido, no solo porque sea cordobés (que ¡Oh excelso muro, oh torres coronadas ¡Oh fértil llano, oh sierras levantadas, Si entre aquellas rüinas y despojos Nunca merezcan mis ausentes ojos ALBERTO DÍAZ-MALAGUILLA (poema propio) Introducción 1 Érase una vez un chico que contemplaba su alrededor. Sumido en un gobierno de ignorantes, estatal o social, en los pequeños y los grandes ámbitos, este chico curioso y vivaz se sentía angustiado. ¿Cómo podía la ignorancia gobernar sobre la razón? Este chico huía sin parar, de toda sinrazón, de la sinrazón de la que se habla con orgullo, de las personas ignorantes que alardeaban de gobernar sobre la razón. Huía sin parar, pero era el que menos corría. Corría sumido en sí mismo.
Este poema va dirigido a los ignorantes que nos gobiernan dondequiera, tanto en la política como en la sociedad. Sobre todo, a los ignorantes que lo son con orgullo, de los que alardean frente a los seres que razonan del poder de su sinrazón, y de los que inculcan en los observadores impasibles que es mejor ser tonto y triunfar, que trabajar o usar la razón y no ver tu éxito valorado a gran o pequeña escala. A ellos va este poema, de alguien que usa la razón sin esperar nada a cambio, frustrado en su intento de luchar contra la ignorancia. Poema Se le cae el cielo, de lejos pesado, y no le aplasta sino le socorre de la mala suerte que sobre él corre de discernir en sí taras, osado. De aventurarse a descubrirse, osado, y para huir de su ignorancia corre que más altas han caído que esta torre, si a veces nada, otras todo, ahogado. Si se desahoga hace mal, no puede sino enmendar lo que mal en sí cabe, pues lo que mal en sí cabe hiere, imperfecto y si de por sí ya lo es, imperfecto, el voluntario errar hace que acabe mal, sumido. Que el silencio se quede. Si por culpa del no saber se sabe y si, aún del no querer, se puede, no hay tema que por resolver quede sin que a mi la lengua se me trabe; Si aún sin razonamiento cabe un mundo, echado a perder adrede, que por el desconocimiento ruede y con el desconocimiento acabe; arrastradme, que sin vivir no vivo, y no vivo sin pensar sino muero, y como ser mimético, imito el no pensar de la gente, altivo, el inteligente, fatuo, teatrero, la voz llana de la virtud, un mito. ANA DEL MORAL
Se equivocó la paloma.
ESTELA DELGADO PIÑA
El poema que quiero leer es de Luis Cernuda, se titula «Te quiero». He elegido este poema, ya que es un poema que habla del amor, me transmite dulzura, y pienso que el amor de verdad dura por y para siempre. Te quiero. Te lo he dicho con el viento, Te lo he dicho con el sol, Te lo he dicho con las nubes, Te lo he dicho con las plantas, Te lo he dicho con el agua, Pero así no me basta:
JOSÉ CARLOS ARANDA «ROMANCE DE LA GUARDIA CIVIL» Federico García Lorca. Los caballos negros son. ¡Oh ciudad de los gitanos! Cuando llegaba la noche, La virgen y San José ¡Oh, ciudad de los gitanos! Avanzan de dos en fondo La ciudad, libre de miedo, Un vuelo de gritos largos En el portal de Belén ¡Oh, ciudad de los gitanos! ¡Oh, ciudad de los gitanos!
CIERRE DEL ACTO: K. 487 de W. A. MOZART POR FERNANDO ESPINO Y JOSÉ CASTRO |