
A veces, nos llegan gratas sorpresas. Esta es una de ellas. Sin previo aviso, me llega la entrega de un paquete de correos. En el interior, un libro. Habana. Una historia dormida. José Ignacio Señán. Editorial Tegra, 2020. Cuando abro el libro me encuentro una dedicación personalizada:
«A José Carlos. Profesor: implorando, ante todo, tu benevolencia por los errores que el texto pueda contener, espero que disfrutes de su lectura, ya que forma parte de un sueño cumplido. Un abrazo.»
Hace ya décadas que José Ignacio fue alumno mío. No hay mayor orgullo para un profesor que ver cómo alguien que lo siguió en las aulas, lo supera en la vida, cómo la semilla sigue latiendo a pesar del tiempo, cómo aprendemos a aplazar, pero no a renunciar. Y esta es la prueba mágica de ese cordón umbilical, invisible, que nos sigue uniendo a lo largo de la vida.
Me ha encantado, José Ignacio. Es un libro ágil, interesante y fácil de leer. Me he visto sumergido en la Guerra Civil, pero también en esa Cuba de la Revolución, a través de esos hermanos que buscan una historia, una clave enterrada, que les ayude a comprenderse a sí mismos. No voy a caer en la tentación de desvelar la trama, ni de contar el argumento, solo voy a recomendar su lectura a quien guste del misterio en una ambientación histórica. La ambientación está genial, José Ignacio, los detalles costumbristas dan un toque de colorido y verosimilitud que merece la pena. Mi más sincera enhorabuena.