¿CÓMO ENFOCAR UN COMENTARIO CRÍTICO SOBRE COMO AGUA PARA CHOCOLATE?
Para las técnicas de comentario de opinión, ver el apartado correspondiente en CÓMO SE HACE UN COMENTARIO DE TEXTO. Berenice, 2009 (3ª Edición). Debo insistir en que no hay un comentario único y que los enfoques y perspectivas pueden ser múltiples e igualmente válidos. Lo importante es que las ideas expuestas guarden relación con el contenido del texto escogido y sean expuestas de forma razonada a lo largo del comentario. Para comprender las claves que aparecen a continuación es imprescindible haber leído el libro. La selección de enfoques y temas tratados dependerán del fragmento concreto que se seleccione del texto y nos sea propuesto para el comentario en el examen.
REFLEXIONES Y SUGERENCIAS PARA EL ENFOQUE DEL COMENTARIO:
Como agua para chocolate es una novela que se enmarca en el «realismo mágico» iberoamericano del que bebe Laura Esquivel, autora mejicana. Se trata de una historia en la que detrás de una trama dramática de corte clásico muy tradicional, las barreras entre el mundo real y el imaginario, lo natural y lo sobrenatural, los sentimientos y el mundo físico se desdibujan y se mezclan configurando un universo en el que la lógica obedece a las leyes de las pasiones y los sentimientos de la protagonista.
La historia que sirve de soporte a este universo nos habla del choque de los sentimientos individuales -pasión amorosa, envidia, admiración, respeto- enfrentados a las tradiciones, las circunstancias y los propios deseos. La antigua tensión entre el querer y el deber, aquello a lo que me impulsa mi corazón, y aquello que me ordena mi mente. La protagonista, Tita, no puede casarse con su «amor», Pedro, porque la tradición -representada por la madre, Mamá Elena- le impone la obligación de quedarse soltera para cuidar a su madre durante la vejez, por el hecho de ser la hija pequeña. El drama romántico de amor reprimido es el elemento que causa la tensión dramática y justifica el movimiento actancial de los personajes. En este sentido, encaja con una larga tradición literaria en la que los amantes no pueden consumar su destino por causas ajenas –Romeo y Julieta, Bodas de Sangre, Don Juan Tenorio...- y se ven abocados a la tragedia.
Esta es una de las líneas en las que podríamos desarrollar nuestro comentario crítico, una dirección muy coincidente con Bodas de Sangre: ¿hasta qué punto la libertad individual -el ceder a nuestros impulsos o pasiones- está por encima del bien común?, ¿debemos respetar las normas sociales cuando creemos que son injustas?, ¿es admisible vivir en la mentira para lograr un fin concreto, aunque este fin sea positivo para nuestros sentimientos? -el caso de Pedro casándose con la hermana para seguir cerca de Tita, por ejemplo-. Decía Gustavo Adolfo Bécquer «…mientras el corazón y la cabeza, batallando prosigan…», ¿qué debe conducir nuestras vidas hacia la felicidad, lo que me dicta el corazón o lo que me dicta la razón?
La segunda línea posible en el desarrollo del comentario tiene que ver con el realismo mágico. Normalmente, se desprecia el que la narración integre hechos sobrenaturales o extraños que sabemos imposibles en el mundo físico. En el caso de la novela que nos ocupa, por ejemplo, el trasladar la protagonista sus sentimientos y pasiones a los platos que cocina contaminando a cuantos los consumen. En la novela asistimos a una sucesión de hechos extraordinarios en los que la barrera del mundo exterior e interior de los protagonistas se confunde: la aparición de Chencha, un fantasma, cuyo alimento la saca de la depresión, el hecho de amamantar a su sobrino Roberto sin haber dado a luz, la propia muerte del sobrino por inanición al no aceptar otro alimento que el pecho de Tita, la muerte misma de los protagonistas o la intervención del fantasma de Mamá Elena. Y el más importante, el contagio de las pasiones de la protagonista a quienes consumen sus platos y que sirve de hilo conductor a la narración.
Está claro que el mundo físico es el que es y está sujeto a sus leyes. Pero sucede que somos seres conscientes, y en nuestra conciencia -y más en nuestro subconsciente- no sólo tiene cabida el mundo físico, es más, quizás sea el menos importante. En nuestra conciencia «ese buen amigo que siempre va conmigo» como lo definió Antonio Machado, las percepciones no son más que aproximaciones a la realidad exterior que entran a convivir con nuestros recuerdos, nuestros deseos y nuestras emociones. En ese universo interior, en nuestra mente, conjugamos permanentemente estas perspectivas, todas ellas igual de reales para nosotros. En tu mente hablas con tu madre muerta, y eso te reconforta y «te alimenta» el espíritu. (1) ¿Qué es más real para ti la certeza consciente de su pérdida o la experiencia interior vivida y sentida a través de ese diálogo?
(2) ¿Realmente creemos que nuestros sentimientos no contaminan el mundo que nos rodea? -como los sentimientos de la protagonista contamina, a través de su cocina, su entorno-. Te acercas a un extraño con una sonrisa. Él, inconscientemente, sonríe y es receptivo hacia ti. Acércate ahora con el ceño fruncido, te recibirá serio y a la defensiva. La obra no hace sino plasmar esta realidad pero de una manera sistemática con un soporte físico, el de la cocina.
(3) ¿Qué es más importante en nuestra vida, el mundo físico o nuestra forma de sentirlo y reaccionar ante él?, ¿los sucesos externos o las vivencias internas que despiertan en mi interior? Lo importante puede que no sea si existen o no los fantasmas, o si un plato de comida pueda despertar en quien lo consume una pasión incontrolable que tarde dos años en moderarse. Lo importante es el mundo interior, los sentimientos que nos proporcionan las razones para seguir adelante. Ella se salva de la depresión porque un fantasma la alimenta, el sobrino sobrevive porque ella lo alimenta, en ambos casos la alegoría es sencilla, el alimento en ambos casos es el amor.
Desde esta perspectiva, todos vivimos un realismo mágico, el nuestro propio, en el que los fantasmas del pasado, nuestros deseos y nuestros sentimientos se entremezclan en un todo continuo sin fronteras que manifestamos en cada uno de nuestros actos.
La obra admite otras perspectivas de comentario: ¿La represión de la mujer en el mundo rural? ¿El matriarcado transmitido por Mama Elena, símbolo de la tradición impuesta? ¿El sentido circular de la obra, cómo cada generación está abocada a repetir los errores de sus ancestros? -Mamá Elena vivió ya su historia de amor frustrada, la proyecta sobre Tita, Rosaura tiende a repetir la historia de su madre y Tita en su propia hija pequeña, Esperanza, cuya simbología no se escapa? Estas claves son muy similares a las que podemos encontrar en Bodas de Sangre o La casa de Bernarda Alba, igualmente válidas.
José Carlos Aranda Aguilar
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Me alegro de que te haya sido útil. Muchísima suerte el martes.
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Mil gracias, a pocos días de la selectividad en Córdoba estaba buscando algún sitio web que me sirviese de orientación para enfocar el comentario de esta novela en el caso de que cayese en alguna de las opciones (por ser el primer año de literatura hispanoamericana y tal). He encontrado justo lo que buscaba.
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