Hace un par de días anunciaba mi participación en la Feria del Libro de Madrid, 2014, con estas palabras:
«Y ahora Madrid. Pocas ciudades como Madrid en movimiento y cultura, esa mezcla de viveza y cercanía es única en el mundo y el enclave, ese Parque del Retiro… un auténtico caleidoscopio de lo que late en la calle, de lo más auténtico.
Cuando voy a Madrid lo espero siempre todo. Nunca me ha decepcionado y me he encontrado acogido, arropado y querido. Quizás la ciudad me trata tan bien porque me casé con una madrileña y lleve algo de ella.
Espero con ilusión el próximo sábado día 7. Confío en no pillaros ya demasiado cansados. A todos los que queráis acompañarme, estaré de 12:00 a 14:00 en la caseta de Almuzara-Berenice, en la número 136. Siempre es una experiencia el mirarte en los ojos de quienes te conocen por tus páginas y quieren estrechar la mano o intercambiar sonrisas.
Hasta Madrid»
Y realmente fue una experiencia entrañable el encontrarme con personas que ya saben quién eres y quieren compartir contigo su propia vida y sus experiencias. Este año me ha sorprendido la afluencia de profesores, el interés suscitado por mis obras didácticas. Profesores de Lengua y Literatura de Galicia, de Extremadura, del País Vaco, de Madrid… También opositores con su libro de Cómo se hace un comentario de texto bajo el brazo. He tenido ocasión de intercambiar experiencias, de explicar cómo estoy utilizando la metodología de ortografía en el aula o cómo hubo de suprimir 100 páginas del libro de comentario por criterios de edición, cómo esas 100 páginas están expuestas en este
blog a disposición de todo el quiera consultarlas, cómo elaboré la metodolgía de recurrencia para personalizar la ortografía en el aula o en casa… Fue magnífico este intercambio…
Y esos padres… Hay veces que te estorba el estar firmando, cuando unos padres agotados se sinceran contigo para contarte cómo su hijo está perdiendo el tiempo frente al ordenador, que le han suspendido seis asignaturas en segundo de bachillerato, que no saben qué hacer o cómo actuar… O a una madre se le quiebra la voz y se le saltan las lágrimas porque a su hijo lo han diagnosticado de «síndrome de hiperactividad y déficit de atención» con tan solo tres años, cómo está afectando a la relación familiar, conyugal… Son momentos en los que saltaría el mostrador de la caseta para poder abrazarlos, tomar un café con ellos y hablar despacio. Hay un grito de auxilio en estos padres y puede haber respuestas. Y trato de dar respuestas a través de mis obras. Pero la cola está ahí, y otros rostros aguardan para charlar contigo, para que les firmes un libro recién comprado o para que estampes una dedicatoria en un libro usado, subrayado, marcado con lengüetas de colores. Ese es el sabor agridulce de la experiencia.
Y no faltó quien se acercara para hablar de Cuarto Milenio: «A Ud. lo vi en la tele, en el debate de Cuarto Milenio». Esto era nuevo para mí, o el hecho de que alguien tan solo quisiera echarse una foto. Sinceramente, nunca antes me había ocurrido, me sentí algo extraño, pero hubo tanto cariño en gestos y palabras que no pude sino sentirme agradecido. Había un lugar común, la alegría por haber sacado la educación de los cajones y haberla puesto en la pantalla, la valentía del programa, la claridad de ideas. Un deseo compartido de que siguiéramos hablando de ello…
Sabéis que estoy comprometido con el mensaje, con la educación, con las familias… Y sabéis que seguiré estando ahí mientras que esto pueda ayudar a alguien. Y estoy convencido de que así es.
Gracias a todos cuantos os acercasteis, a cuantos quisisteis compartir un rato, charlar, cambiar impresiones. Gracias a todos los que me queréis allí, en vuestros colegios o vuestras organizaciones para dar una charla, para hablar con padres y profesores. Seguro que lograremos organizar eventos, charlas, reuniones, a lo largo de los próximos meses… Gracias a Madrid. Fue un día maravilloso.
Y como no podía ser de otro modo, lo celebramos a lo grande, porque la ocasión y el sitio lo merecían, nada en Castilla como un buen lechazo regado con vino tinto, en la mejor compañía y con tiempo por delante para saborear una buena sobremesa en la que repasar todas las experiencias que un día como este dejan en tu mente y en tu alma. Estoy seguro de que seguiré en contacto con muchos de vosotros, que esto no ha sido más que el punto de encuentro de una relación larga, porque, como diría Miguel Hernández, «…tenemos que hablar de muchas cosas…». Un abrazo a todos.
José Carlos Aranda