
«Quizás por eso nos cueste tanto sostener la mirada de un niño»
Si alguien necesita un día especial, ese es “el niño”. Aunque para ellos todos los días sean especiales porque cada día es único, irrepetible y mágico. Cada día cabe esperarlo todo porque nada hay que esperar. Tienen el alma de luz con el tiempo dentro. Pero sí que lo necesitan porque no tienen voz propia ni tienen la maldad aprendida, eso vendrá más tarde cuando la supervivencia -a aquellos que logren sobrevivir- les enseñe a desconfiar y se conviertan, sin saber por qué, en un número más dentro de una cadena anónima de números y estadísticas. Quizás por eso ellos tengan otra forma de preguntar, de pedir, de exigir o de implorar… Quizás por eso nos resulte, a veces, tan difícil, mirar a un niño a los ojos cuando simplemente nos está mirando. ¿Qué respuestas les podemos dar para justificar el mundo que les ofrecemos?
Ojalá podamos un día mirarlos a los ojos, tomarlos de la mano, sentarnos con ellos a mirar un atardecer, para decirles: “Tranquilo, merece la pena vivir. Serás feliz”.