A veces la vida te guarda sorpresas. No conocía la Casa del Libro en Sevilla. Un antiguo edificio remozado en pleno centro, en la calle Velázquez. Nos habían reservado en la 3ª planta el «Rincón de Lectura», junto a unos amplios y luminosos ventanales que abrían sobre la misma calle, un hervidero de personas -una tarde soleada de principios de mayo, ¿lo imagináis?-. Dos sillones cómodos, una cafetera y estantes llenos de libros. El sueño de cualquier escritor, filólogo, lector… Un remanso donde abrir puertas desde el sosiego a una infinidad de mundos ocultos entre las páginas.
Nunca había asistido como protagonista a una tertulia con mis lectores, y fue una agradable experiencia; te desprendes del distanciamiento propio de la charla-conferencia y conquistas la cercanía desde el cambio de impresiones en el diálogo. Todo cambia en este formato y te permite, más allá de ser conocido, el conocer a quienes han acudido a conocerte, sus inquietudes, sus ilusiones, su conexión con el tema, su interés… Y eso, créanme, enriquece.
Fue una experiencia encantadora. Gracias, Adolfo Hamer, por invitarnos desde la Universidad Loyola; gracias a Casa del Libro y a Manolo, por acogernos y habilitarnos un espacio tan cercano, tan propicio para el intercambio de una grata conversación. Y gracias a cuantos me acompañasteis. Lo mejor del día, dejar tras de mí nuevos amigos.
Un abrazo a todos.
#JoseCarlosAranda #Comohablarenpublico