Fue un acto entrañable difícil de olvidar. No todos los días recibe uno un premio tanto más agradecido cuanto más inesperado. El programa «Aula Abierta» de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla me distinguió con este premio. Lo más emotivo fue que el responsable de dicho nombramiento fue un exalumno. Son estos pequeños detalles los que te llenan de oxígeno los pulmones, los que te dicen que detrás del trabajo cotidiano, que tantas veces pueda parecer anodino o rutinario, se esconde una semilla que puede caer en tierra fértil. Desde luego lo hizo con Antonio Almagro al que hace ya 15 años tuve en las aulas allá por tierras de La Carlota donde ejercí de profesor durante 12 años.
Más allá del premio, su contacto, su entrevista, me ha traído arrastrados un alud de recuerdos y de recordatorios de otros tantos exalumnos a los que hacía años que no saludaba, hoy ya, muchos de ellos, padres y madres jugando en otra liga, esa en la que el reencuentro se torna fácil entre experiencias compartidas. Es entrañable que guarden un recuerdo bonito de aquellas horas que pasamos juntos bajo el paraguas siempre acechante de la Selectividad.
Más allá de la emotividad, tengo que felicitar al equipo de Aula Abierta, un proyecto que ha logrado mantener la ilusión y la pasión a lo largo de 13 largos años. Es fácil comenzar, pero muy difícil mantenerse y conservar en el corazón las ilusiones del inicio. Y, aún mucho más difícil traspasar la bandera del trabajo, el esfuerzo, la creatividad y la constancia que suponen este proyecto. A través de esta emisora de radio, entran en contacto con la profesión, depuran técnicas y se acercan a la realidad de lo que les llevó en su día a las aulas: convertirse en comunicadores, periodistas, locutores al servicio de la información. ¡Qué maravilla!. Felicidades a todos, especialmente a Belén Sánchez y a Adrián Santos, los conductores del programa en la velada del martes, a aría Fernández, subdirectora, pero también a Claudia Hernández, a Verónica Herrera, a Mónica Santos, a Nico Álvarez, a Cristina Tristán, a Manuel García, a Stefany Pichucho, a Ayelén Méndez, a Manu Soriano, a Nieves López, a Carolina Rojas, y a ti, Antonio Almagro y a todos los demás miembros del equipo que no haya mencionado.
Un gran equipo, tanto talento y esa pasión solo se explica desde la suerte de haber encontrado en la Universidad a profesores que animaran, encauzaran y sostuvieran esas esperanzas. Un abrazo desde aqué a Fernando Segundo a José Luis Fernández. Debéis sentiros orgullosos de haber orquestado un programa con semejantes resultados. Una bocanada de aire fresco sostener una plataforma donde puedan tratarse los asuntos propios de la Universidad realizada libremente por los propios estudiantes.
Me quedo con esas lágrimas de Belén en su despedida, con su voz quebrada ante la perspectiva de separarse de los que han sido sus compañeros en esta aventura. Siempre cuesta pasar página, es ley de vida dejar paso a nuevos talentos que tengan las mismas oportunidades que nosotros tuvimos, pero duele pasar esa página. Estoy seguro de que en tu recuerdo brillarán esas sesiones ante el micrófono, esos papeles garabateados entre las prisas y los nervios, pero, sobre todo, esa satisfacción que queda por el trabajo bien hecho.
Desde aquí os envío un fuerte abrazo a todos.
José Carlos Aranda
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