
«Yo contaré un caso que sucedió estando yo en Córdoba, dice Colodro, y lo cuento por uno de los más raros que han sucedido en el mundo y está fuera de toda explicación. El abogado Rivera que en aquellos tiempos fue uno de los hombres más aceptados que hubo en la abogacía y después salió en aquel famoso auto que se hizo en Córdoba en el año 1596 cuando salió en aquel famoso dogmaticante. Abrahan de Pozas tenía unas casas junto a la Compañía: determinó limpiar un pozo y para esto llamó al pocero de la ciudad y concertados le dijo que otro día vendría. Vino el pocero atáronlo, llegó abajo y se puso sobre una piedra que estaba abajo algo salida y apartada de las demás para allí desatarse y comenzar su faena.
47. Apenas el pobre hombre se puso de pie sobre la piedra cuando se hundió todo el pozo y él quedó arrimado a la piedra y las demás que cayeron se fueron teniendo en aquella quedando el pobre pocero como con un capillita. Pero tan oprimido que hasta que lo sacaron siempre estaba sudando sangre [116] como después lo vio toda la ciudad. Fue de suerte que esta piedra sola que este hombre dividió y apartó de las demás era la que las sustentaba. Fue tanto el sentimiento que hicieron todos los cimientos de las casas circunvecinas que fue necesario apuntalarlas porque se venían abajo. El pobre hombre daba unas voces que las metía en el cielo; como él después dijo, aunque no se oían sino una cosa muy en confuso en que echaban de ver que estaba vivo. Esto fue causa para que llevasen maestros y oficiales y se comenzase a sacar tanta cantidad de piedras y barro que ya no había calles donde echarlo: yo llegue allí hartas veces y me asomé a ver la hondura de donde sacaban la tierra y parecía la boca del infierno.
48. Asistió allí la justicia para que aquello no se dejase de la mano para socorrer al pocero que estaba dando mil voces. Al fin tres días estuvo y parte de otro sin comer ni beber y tan oprimido que se tuvo por milagro que nuestra Señora de la Fuensanta hizo asistiéndole y consolándole en aquella aflicción. Decía el después que era tanto el consuelo que recibía cuando iban cabando cerca de él que no sentía tanto su trabajo por ser el pozo de más de dos sogas [116B] de hondo. Luego que lo subieron arriba acudió toda la ciudad a ver un prodigio tan nunca visto habiendo escapado con la vida la que decía deber a Nuestra Señora de la Fuensanta de la que era devotísimo.
49. Salió desfigurado y quitándose la camisa la vieron por cosa rara que estaba empapada de sangre, infiriose que aquellos sudores y agonías de la muerte cuando son tan apretadas como esta, expele sangre la naturaleza y en la oración que el hijo de Dios tuvo en el Huerto conoció como Dios que le estaban esperando tantas afrentas y la muerte tan vigorosa y así se ve que resultó en in sagrado cuerpo aquel sudor de sangre que corrió hasta la tierra por nuestros pecados y para darnos remedio para las almas».
CASOS RAROS OCURRIDOS EN LA CIUDAD DE CÓRDOBA. CAJASUR, 2003 (2 TOMOS, EDICIÓN FACSÍMIL)
Transcripción del original, publicado en edición facsímil. Los números iniciales corresponden a los párrafos, los números entre corchetes a las páginas. Hemos respetado el léxico y la sintaxis por entender que se trata de un tesoro, pero hemos actualizado la ortografía para no inducir a error