A PUNTO DE MORIR POR ASISTIR A UN CONDENADO A LA HORCA

VIDA DE JUAN DE ANGULO, NATURAL DE CÓRDOBA.

120: Notable gusto he recibido, dice Excusado, de lo que habéis contado, que a mi ver es uno de los extraños sucesos que ha habido en nuestros tiempos y, en consecuencia de esto, yo os quiero contar otro caso que sucedió en Granada a un (B) cordobés. Este se fue a aquella ciudad y se llamaba Juan de Angulo y según fama, era hijo bastardo de un caballero de Córdoba de los de este linaje. Aplicose pues a ser sedero y en este trato se entretenía. Era en sus costumbres tan travieso y liviano mozo que no había género de travesura en que no picase, y esto con tanto escándalo de todos los ciudadanos que nadie trataba de otra cosa. Entre las demás virtudes que tenía era ser valiente, y tanto que salía bien de cualquier cosa, porque procuraba siempre que le ayudase la razón.

121: Estando pues ocupado en estos ejercicios y tan olvidado de su alma, se fue un día a la Compañía a ver una fiesta que hacían aquellos benditos padres y estándola viendo, se llegó un padre a él y le habló [147] con tanto amor y suavidad afeándole sus escándalos y pecados que poco a poco le hizo que se confesase, aunque al principio le dijo que no está examinado, el padre le dijo que no le diese cuidado, que él le ayudaría. Con esta ayuda de costa se determinó de hacer su confesión muy despacio y el padre le ayudó y le animó a la virtud de manera que desde aquella confesión hasta hoy que debe de haber más de tres años, no ha dejado sus buenos propósitos, confesiones y comuniones cada ocho días. Iba creciendo por punto en la virtud, dejaba un día la espada, otro los paseos con otras mil ocasiones de mundo, procurando perfeccionarse cada día en todo género de virtud, y particularmente en obras de caridad, visitando hospitales y encarcelados, pidiendo para ellos limosna. Con esta buenas le comenzaron todos a mirar con diferentes ojos que hasta allí honrando con su nueva vida todos los yerros de la pasada.

122: Tanto que se decía de él que estando en su tienda y llegando mujeres galanas y ata (B) viadas a comprar, las reprendía trayéndoles a la memoria su vileza el día de la muerte y juicio: y al fin les decía las penas que les estaban guardadas a los que se condenaban y esto con tanta fuerza de razones que se trocaron muchos hombres y mujeres a mejor vida por sus buenos consejos. Estando pues en esta santa vida con mucho deseo de padecer por Dios y satisfacerle por sus grandes pecados, sucedió en Granada donde él vivía una muerte de dos hijos de dos mercaderes. Al matador le escondieron en un convento en una hornilla de carbón. El padre del muerto era hombre poderoso y pidió a la justicia con mucho encarecimiento se hiciese diligencia para buscar al matador.

123: Hízose y entre las demás fue prometer cien ducados al que lo descubriese. Con este premio se descubrió el delincuente y puesto en la cárcel y tomada su confesión lo sentenciaron a muerte, dándole solamente cuatro horas de [148] término. A este tiempo, acudió Juan de Angulo a la cárcel a consolar al pobre preso, llevándole cilicios y disciplinas y santos libros en que leyese animándole a que llevase aquella muerte con mucha paciencia, ofreciéndosela a Dios en satisfacción de sus culpas. Estaba el preso tan aprovechado con estos buenos consejos que no deseaba sino de tener mil vidas para ofrecerlas a Dios por sus culpas. Llegó pues la hora en que lo sacaban a ahorcar. El pariente de este mozo que también era rico, pidió a unos clérigos por donde había de pasar el preso, que se lo quitasen a la justicias, pues lo habían sacado de la Iglesia. Los clérigos lo tuvieron a bien y así se lo prometieron. Pusiéronse escondidos por donde había de pasar el preso con dardos terciados, palos y piedras. Y llegando la justicia y ahorcardo al puerto, salieron los clérigos tan de tropel y dando tantas voces y tirando tantas piedras y cuchilladas, que la justicia desamparó al preso al cual quitaron del asno y lo metieron en la iglesia, cerrándolo y atrancándola y poniéndose en arma para lo que pudiese (B) suceder.

124: Entretanto fueron a avisar a la justicia para que viniese a castigar aquella insolencia y desacato hecho a la justicia y el buen Juan de Angulo se quedó junto al borrico admirado de lo que había sucedido de suerte que desde la ventana le vieron a él solo y no faltó quien dijo que se quitara de allí. Fuese a la Compañía y comenzó a contar a los padres lo que había sucedido; en esto llegaron los Alcaldes al lugar donde se quitó al preso para averiguar quien fuese el que acudió a favorecer al reo. Dijo toda la vecindad que solo a Juan de Angulo habían visto junto al borrico. Con estos indicios buscaron a Angulo y hallado, sin más información, lo sentenciaron a ahorcar con dos horas de plazo para confesarse. Diósele aviso al Arzobispo, puso luego entre dicho y grandes penas y excomuniones, a todo lo cual se hacía sorda la justicia. Pasadas las dos horas, pusieron al buen Angulo [149] sobre el borrico para ahorcarlo en la horca donde habían de poner al otro. Alborotose toda Granada, daban voces chicos y grandes de lástima y compasión viendo morir sin culpa a un hombre tan virtuoso.

125: Los padres de la Compañía que sabían la verdad del caso tomaron este negocio a pecho y yendo unos al presidente, otros a los oidores y otros al Arzobispo y otros a los Alcaldes y Caballeros para que apaciguasen al Presidente. Pero toda esta diligencia no bastó para que se dejase de llevar a ahorcar al inocente Angulo. El cual estuvo todo el tiempo que en esto se gastó sobre el borrico con la soga a la garganta y un Cristo en las manos que tenía atadas. No le sacaron porque el padre Thomas Sánchez, que era un santo en opinión de todos, rogó que no lo sacasen hasta que él volviese, que iba a hablar al Presidente. Hablole excusando a Angulo que no tenía culpa ninguna antes le había pesa- (B) –do de lo que se había hecho porque tenía el preso tan bien dispuesto para morir que tenía como en las manos su salvación. Al fín, díjole quien era, sus muchas virtudes y santa vida y que si le ahorcaba pecaría mortalmente. Pues con cólera y enojo hacía una notable injusticia. Y que si tal le hacía, se había de ir a querellar al Rey en nombre de su mujer e hijos. Tantas cosas le dijo el Santo Padre que se ablandó el Presidente mandando que lo quitasen del asno y lo entregasen al padre Thomas Sánchez que a él solo lo fiaba.

126: Todo el tiempo que en esto se gastó, estuvo el buen Angulo a la puerta de la cárcel diciendo tantas cosas que suspendía a todos los que las oían. Pero así particular, pidió a todos los presentes que si se querían salvar, que se confesaran en la Compañía de los Frailes, pues de una confesión que él hizo le había venido todo su bien y remedio. Al fin, viendo que había gran rato que estaba sobre el borrico, compadeciéndose de él, le rogó al verdugo se lo echara a [160] cuestas, que esto sería más razón. Al fin, estando pidiendo a Dios perdón de sus pecados con mucho contento de verse padecer por aquella dichosa muerte de tanto gusto para él, llegó el padre Thomas Sánchez con el despacho del Presidente. No se puede encarecer la alegría que todos los presentes y toda la ciudad recibió con esta alegre nueva.

127: Solo Angulo estaba triste viéndose frustrado de lo que tanto deseaba, quejose mucho del padre Thomas Sánchez que le había quitado aquella ocasión de tanto merecimiento. Después de esto, los parientes del preso lo sacaron para asegurarlo en otra parte. Súpolo la justicia y con mucha diligencia lo cogieron y ahorcaron, con lo que quedó libre el buen Juan de Angulo, el cual con este caso quedó tan calificada su santidad que lo venían a ver como a santo y para verlo, iban muchos a comprar a su tienda para oírle cosas de Dios, el cual permitía que (B) vendiese solo más que todos los mercaderes juntos, aunque vendía con casi ninguna ganancia. Este fin tuvo esta desgracia de que sacó Dios tantos bienes como hemos dicho.

CASOS RAROS OCURRIDOS EN LA CIUDAD DE CÓRDOBA. CAJASUR, 2003 (2 TOMOS, EDICIÓN FACSÍMIL)

Transcripción del original, publicado en edición facsímil. Los números iniciales corresponden a los párrafos, los números entre corchetes a las páginas. Hemos respetado el léxico y la sintaxis por entender que se trata de un tesoro, pero hemos actualizado la ortografía para no inducir a error

Acerca de #JoseCarlosAranda

Doctor en Ciencias de la Educación y Doctor en Filosofía y Letras; Creador del Método Educativo INTELIGENCIA NATURAL (Toromítico 2013, 2016). Académico Correspondiente de la Real Academia de Córdoba (España). Profesor universitario y de EEMM, educador, escritor, conferenciante, colaborador en TV, Prensa y Radio. PREMIO CENTINELA DEL LENGUAJE 2015 de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla.
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