GRACIAS, JOAQUÍN
HOY HA MUERTO UNO DE MIS MAESTROS, JOAQUÍN MELLADO

Se me ha muerto un maestro, de esos que tienen el honor de recibir este título: Joaquín Mellado. Fue mi profesor de Latín en la Facultad cuando me iniciaba en esto de intentar aprender. En un tiempo en que el profesor era poco menos que Dios, me enseñó el valor de la humildad y la sonrisa, el trato afable y el saber escuchar, la puerta abierta y el rigor en sus clases. Nunca podré agradecerte, Joaquín, aquellas charlas distendidas donde no pretendías ser más que tú mismo, en toda tu grandeza, mirándonos a los ojos con la afabilidad de un padre, con el rigor de un maestro. Fue tan buen profesor que logró que me gustara el Miles gloriosus de Plauto, algo imposible de no haberte conocido. Con el tiempo fuimos compañeros en la Real Academia de Córdoba, ¿quién lo hubiera dicho entonces, Joaquín? Y aún reías contando anécdotas y vivencias. Ese cordón umbilical entre maestro y alumno nunca se perdió por muchas canas que peináramos. Y es que tu corazón es muy grande. Ya estás con Enrique, Joaquín, dale recuerdos y allanad el camino. Si es grande el vacío que nos dejas, más grandes son los recuerdos que nos acompañan. Gracias, Joaquín.